Prólogo

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— Una cena, solo te pido eso, venga –dice mirándome con ojitos de cordero mientras finge una sonrisa encantadora.

— No puedo, ya te lo he dicho, Kilian, lo siento –le digo con una pequeña sonrisa de amabilidad- y ahora por favor decidme lo que vais a tomar –les digo moviendo la libretita en la mano para apuntarles el pedido

— No acepto una negativa, Jude, solo una cena, esta noche –insiste apoyándose en la mesa con la cabeza apoyada en la mano.

— ¡Judith! ¡Mesa 17, ya! –grita mi jefa desde dentro de la barra.

— Oye chicos, tengo que irme, decidme lo que queréis, por favor –les medio suplico mirándolos.

— Una cena, y no voy a dejarte ir hasta que me digas que si –dice apoyándose en el respaldo del pequeño sofá mientras yo niego con la cabeza. Este chico es incansable.

— Vamos a tomar lo de siempre más zumo de piña con un trozo de la nueva tarta de la barra y, ¡dile que sí ya, por dios! para que se calle un rato –intervino su amigo con desesperación fingida y una sonrisa.

— Una noche por el resto de tu vida, Jude –dice con un guiño.

— ¡Judith! –insiste mi jefa.

— Está bien, venga, sí –digo dándome por vencida si no pierdo el trabajo y vuelvo al trabajo mientras escucho como vitorea con su amigo.

— Un trato es un trato, ¡acuérdate! –Dice elevando la voz a medida que me voy alejando.

Una noche por el resto de tu vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora