Capítulo 4: Compañeros de casa.

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Un maullido se escucha fuera de la habitación seguido de un sonoro saludo al más estilo youtuber, algo que ya se ha vuelto habitual para mi en las semanas que llevo en esta casa. Gruño mientras me estiro lo máximo que puedo en mi casa de 1'05. Se nota que ayer llegué tarde porque he dormido hasta las 11:30 de la mañana, lo que es un horario poco habitual por aquí. Normalmente la gente se despierta temprano y aprovechan las mañanas aunque sea fin de semana, sobre todo cuando lo es. A veces echo de menos mi horario de España, levantarme tarde, comer todavía más tarde y remolonear en la cama sin hacer nada. Pero esa es una filosofía que he decidido dejar atrás cuando me vine aquí.

Vida nueva, filosofía de vida más nueva todavía.

Consigo levantarme a duras penas, me dirijo al espejo y me recojo mi pelo castaño cobrizo en una coleta alta. Me echo un último vistazo y salgo para desayunar algo.

—¡Buenos días, florecilla! —me saluda una eufórica Maeve parando el vídeo que está grabando cuando me ve pasar por el salón para dirigirme a la cocina .

—Buenos días —saludo con pocas ganas mientras me froto los ojos y me siento en el tatuberte de la isla de la cocina.

Esa persona de pelo rubio oscuro y de ojazos azules tan entusiasta sentada en un rincón al fondo de nuestro salón es mi compañera de casa, Maeve McGandl. Youtuber, instagramer e influencer de sonrisa perfecta y con un feed de instagram envidiable es la persona más extrovertida, simpática, amable y transparente que he conocido en mucho tiempo. De lo poco que sé de ella —conviviendo, claro— no es para nada como pensé que sería la primera vez que vi su insta antes de quedar con ella para la entrevista de la nueva inquilina de la casa. Es mucho más de lo que hace ver en su "vida perfecta" frente a las redes sociales.

—¿Qué tal ayer? ¿Te lo pasaste bien? —pregunta con una sonrisa mientras se levanta del suelo, donde suele grabar— porque intuyo que llegaste bastante tarde.

—La verdad que me lo pasé muy bien. Ha estado bien salir un poco de mi rutina —contesto sinceramente.

—¡Eso es genial! Ahora te animarás más para hacer más cosas —sentencia emocionada. En ocasiones su personalidad tan arrolladora y entusiasmo me agota. Esta es una de ellas.— bueno, florecilla, voy acabar de grabar el vídeo y a sacarle un par de fotos a Rufus para su insta —me informa dándose la vuelta y cogiendo al pequeño pero monísimo siamés gris del suelo.

—No me digas que el gato también tiene instagram —cuestiono rodando los ojos mientras me preparo el desayuno.

—¡Claro, florecilla! ¿Qué clase de influencer sería si mi preciosa mascota no tuviese instagram? —pregunta retóricamente. "Una normal"—pienso.

—Los animales no son de exposición, M —le contesta Davia entrando al salón— Buenos días, Judith —me saluda con una dulce sonrisa al llegar a mi.

—Ya lo sé, cariño —le dice Maeve dirigiéndose a ella para darle un pequeño beso en los labios— pero es tan mono que no puedo evitar enseñarle al mundo a nuestro pequeño bebé —aclara sonriendo— Y ahora, ¿Por qué no me ayudas con el vídeo? —se aleja de ella para irse hacia la terraza al final del salón.

—Ya te dije que no puedo, tengo turno en el hospital hasta tarde —explica poniéndose su bolso al hombro.

Veo como se despide de su novia con un suave beso y después de mi con la mano y una sonrisa, todo un encanto.

Davia, es la novia de Maeve y al contrario que esta, es estudiante de último año de enfermería y prefiere llevar su vida social más anónimamente aunque en ocasiones lo tiene un poco difícil porque Maeve es bastante conocida, no a nivel mundial pero sí a nivel nacional.

Una noche por el resto de tu vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora