Lisa Laind
Sonó el último timbre, tome mis libros y salí de clases directo a la salida para emprender mi gran viaje a casa (en realidad no, son 5 minutos caminando)
en el camino sentí unos pasos atrás mío, lo cual no era muy normal, no frecuentaba ver personas caminando a esta hora, aún así mi curiosidad ganó y volteé a ver quien era el individuo que me "seguía" en mi camino a casa.
Me sorprendí un poco al ver la cara del chico nuevo, ¿tom? si creó que se llamaba así, en realidad no le di mucha importancia y seguí mi camino, seguro vivía cerca.— oye — escuché como me llamaban, rápidamente volteé y ví a Tom, el me sonrió.
— quería... mm — pensó un poco — disculparme, por tratarte así en la clase — a medida que hablaba su tono de voz bajaba, lo cual me mostraba que era un chico bastante tímido.
me confundí un poco, no me había tratado mal, solo fué seco y es súper entendible, cada uno con su personalidad.
— ¿disculparte? — reí un poco — ¡nada que ver! mira, empecemos de nuevo. Mucho gusto, mi nombre es Lisa Laind — extendi mi mano y le sonreí amablemente.
Noté un poco de sorpresa en su cara por mi reacción, pocos segundos después me brindó una sonrisa. — Mucho gusto, me llamo Thomas, Thomas Holland — estrechamos nuestras manos.
empezamos a caminar juntos y a conocernos más, me contó que vivía cerca, que le gustaba la actuación y bailar. Es un chico bastante lindo, debo admitirlo.
— ¿hace cuanto te mudaste? — le pregunté.
— hace un mes, por... —hizo una mueca y después dijo — por asunto de trabajo de mi padre — no se veía cómodo con el tema así que decidí no preguntarle más nada.
Tom vivía en Kingston y ahora vive aquí en Nueva York, su acento me gustaba mucho.
al llegar a mi casa me despedí de el y entré, al entrar me asome por la ventana y lo ví caminando a una casa bastante cerca, éramos casi vecinos.
sin darle mucha importancia deje mi bolso en el sofá y subí a ver a mi mamá.
— hola, mami — la abracé y ella me dio un beso en la mejilla.
— hola, mi amor — acarició mi cabello — el almuerzo está listo, te esperé para que comieramos juntas.
— ¿y papá? — pregunté — el ayer dijo que se quedaría a almorzar.
— le salió un trabajo muy urgente, pero mañana si se quedará, lo prometo — bufé, era siempre lo mismo.
— está bien, mamá — le sonreí y bajamos a almorzar.
———
hola , hola !! Espero les guste, perdón si me tarde un poco, a veces me quedo sin ideas jaja.