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Greg giró su vista hacia mí, que se encontraba como a 1.5m aproximadamente.

- ¡Sara! - corrió en mi dirección - Perdón, no me había dado cuenta de que no estabas a mi lado - habló rápidamente mientras se rascaba la nuca.

- No tranquilo, - dije alejando las palabras de Davis - sólo estaba viendo unos mensajes en mi móvil, ya te iba a alcanzar.

- Ya tenemos un recuerdo de nuestro cumple - opinó con una sonrisa mientras volvíamos a caminar -. Hubiera sido mejor que nos tome una foto cuando soplemos las velas.

- Claro - acepté un poco aturdida por lo que pasó hace unos segundos, hasta que caí en la cuenta de las palabras de Greg - Espera, pero, si no hemos comido ninguna tarta

Sonrió.

- Todavía.

Sonreí incrédula, entonces aprovechó para guiarme hacía una banca alumbrada por una sola farola.

- Compré un pastel por el camino y lo guardé en la cesta - mencionó mientras la volvía a abrir y sacaba un pastel mediano con un aspecto delicioso -. Junto con unas velas, claro. Un cumpleaños no es nada sin una tarta y sus velas.

- No deberías haber gastado tu dinero en esto - lo miré atentamente.

- No hay problema - alzó sus hombros en despreocupación y prendió las velas con mechero, las cuales sólo eran dos - ¿Quieres pedir ya el deseo?

Asentí, acercándome un poco más a él y la torta de sus manos. Pedí mi deseo mentalmente y luego de ello, con mucho cuidado, Greg comenzó a cortar los pedazos para cada uno. Y como antes, en el primer mordisco, él observó mi reacción, esta vez con una sonrisa muy tierna en sus labios. Tragué el trozo con un poco de nerviosismo ante su mirada.

- ¿Qué? - le solté sintiendo mis mejillas arder.

- Te ves muy graciosa con esa mancha de crema - señaló las comisuras de sus labios sin quitar su sonrisa.

Me limpié apresuradamente oyendo su risa ronca.

- Te queda todavía un poco - acercó su pulgar con delicadeza quitando la mancha lentamente, mirando mis labios... Y sin retirar su dedo.

- ¿Ya está? - balbuceé sintiendo mi cuerpo temblar ante la calidez de su piel.

En unos segundos su boca se encontraba a milímetros de la mía mientras su dedo se retiraba.

- Ya está - murmuró alejando su rostro para comer.

La helada brisa de otoño golpeó mi rostro al instante sintiendo una corriente eléctrica recorrer mi espina dorsal.

Odié aquel momento, maldiciéndome mentalmente mientras seguía degustando el pastel, e ignorando lo que días antes me había dicho Jessi sobre sus "predicciones".

Ya eran las 19:30 cuando salimos del parque, hacia un poco más de frío que antes y las calles ya se encontraban más tranquilas.

- Muchas gracias por todo Greg - le agradecí con una sonrisa y las manos en mis bolsillos.

- De nada. Espero que salgamos de nuevo.

- Si, para que traigas más de esas empanadas, que las amé.

- Ya conseguiré más para la próxima - dijo con una sonrisa y yo se la devolví.

- Bueno, yo... Debo ser una chica responsable e ir casa así que...

- Claro, claro. Que disfrutes de lo que te queda de noche.

- Gracias, tú también, más mañana que es tu día.

Sin Destino AlternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora