Golpearon la puerta un par de veces y me levanté del sillón, arrastrando mis pies. Cuando Nacho me dijo que iba a venir ni siquiera me digné a cambiarme de ropa, me gusta mi pijama.
-¡Voy!- grité cuando volvieron a golpear.
A veces no les pasa que tiene ganas de abrazar a una persona especial, a alguien que querés mucho y no soltarla más. Porque a mi sí.
Abrí la puerta y ni siquiera le di tiempo a que me salude porque lo abracé, al principio no entendía nada pero después me lo correspondió.
-¿Estás bien?- me preguntó cuando todavía no lo soltaba.
-Si, ¿Por qué?- y seguía con mis brazos al rededor de él.
-Pregunto.
Me separé de él y le sonreí, me dio un pico y pasó.
-¿Querés algo para tomar?-pregunté cerrando la puerta.
-Si, coca, o lo que tengas- se sentó en el sillón y yo me acerqué para encender la tele.
Le pasé el control y me fuí a la cocina para buscar todo.
Saqué de la heladera dos latas de gaseosa y cuando estaba agarrando algo para comer, Nacho gritó:
-¡¿Vemos una peli?!.
Sonreí y volví a la sala.
-Si, pero una buena e.
-yo siempre elijo buenas películas nena.
-Ay, disculpame.
Había entrado a Netflix, buscando algo para ver.
-Mejor miremos una serie-propuso.
-¿Por qué?- dije agarrando papas fritas.
-Así me puedo quedar todo el tiempo que quiera- se encogió de hombros.
- A bueno- me quedé callada y volví hablar: -Maravillosa jugada- dije acordándome del meme y reí.