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6; Distancia

Ella iba a paso lento, suspirando con angustia cada vez que podía. Se detuvo en frente de la estación, ya había llegado; se convenció que debía decirle cuanto lo valoraba, antes de que ese chico se fuera tan lejos.

Por otro lado, Bakugou Katsuki se sentía irritado. Todo este tema de tener que irse a Corea del Sur con sus padres le molestaba de cierta manera, Japón era su hogar y no quería irse por ningún motivo. Mucho menos si tendría que dejar atrás a esa chica que tanto le gustaba.

Soltó su bolso dejándolo a un lado de sus pies, el tren aún no llegaba y deseaba con todas sus fuerzas volver a verla y que ella llegara con los brazos abiertos a despedirse de él.

Sacudió la cabeza y dejó escapar un bufido de sus labios.

---Katsuki, hijo --- dijo la madre descifrando lo que quería decir el rostro de su "niño".

---Tsk, ¿para qué los necesito? Además también puedo entrenar en esa basura de país.

Masaru, el padre, y Mitsuki cambiaron el tema y dejaron a su hijo unigénito cuidando las maletas para ir a comprar comida. A lo que el joven aceptó, quería estar solo un momento.

---Es increíble como uno puede estar rodeado de gente y aun así sentirse en soledad... ¿no? --- una voz dulce le llamó la atención.

---¿Por qué viniste? --- alzó su rostro para mirar a Ochako, finigiendo que no la quería ahí.

---Cuando supe que te irías a otro país, me entristeció la noticia. Ya nos estábamos haciendo amigos y luego llega este tema de la distancia --- contestó echando un mechón de su cabello hacia atrás.

---¿Amigos? --- un impulso hizo que Katsuki se levantara de cuerpo del asiento --- ¿quién te dijo que éramos amigos?

Uraraka fue víctima de los nervios, el rubio ceniza se acercó cada vez más a ella. Esperaría un golpe por parte de Bakugou pero él no sería capaz de cometer tal barbaridad ¿no?

En cambio, el ojicarmín abrazó a la chica, la sorpresa fue increíble que casi exaltó a Ochako. De hecho sí, pegó un brinco, ¿KATSUKI ABRAZÁNDOLA? ¿DESDE CUÁNDO LA RUBIA HISTÉRICA TIENE CORAZÓN?

---¿Katsu-kun? ---.

Uraraka no sentía algo por el rubio más que amistad. Pero por lo que podemos decir Bakugou no, estaba enamorado de ella, definitivamente de esa estúpida cara redonda.

---Yo...

Se separó de la fémina.

---Katsu-kun, te quiero --- sonrió la menor.

Dentro de Katsuki una bomba explotó, parece que tenía dinamita atada a su corazón. Él también la quería, pero de otra manera, y pronto haría que Ochako se enamore de su yo.

---Yo... también --- su voz no se escuchó muy bien.

---¡Katsukiiii! Ya hemos vuelto --- la señora Bakugou volvía sin su marido. Una destacada sonrisa se le dibujó en el rostro al ver que su hijo estaba con una chica --- ah ¡tú eres Ochako! --- dijo la mujer alegre --- este tonto me había hablado de ti jejeje.

El muchacho quería gritar un "CÁLLATE VIEJA" pero ya había suficiente alboroto a su alrededor como para ocasionar otro.

---Sí, soy su mejor amiga. Un gusto, lamento que tengamos que conocernos su último día en Tokio.

A Katsu no le dolía, estaba confiado en sí mismo que algun día haría que esa mujer se le ponga a sus pies rogándole ser novios. O tal vez sí, pero un poquito.

El tren ya había llegado, y los Bakugou tenían que irse. Ochako sentía una gran pena en su corazón por eso, y Katsuki no era la excepción.

Después de mera despedida, abrazos y lágrimas entre mucha otra gente se subieron al tren. Quedaban dos minutos y sólo faltaba que unas tres personas subieran, entre ellas Katsuki. Que estaba en frente de la castaña abrazándola de nuevo.

---Quédate con esto --- el chico se sacó un pendiente del cuello --- ten, si algún día nos volvemos a encontrar me lo podrás devolver si así lo deseas.

Le entregó el regalo un poco sonrojado.

Ochako temblaba, pero al ver el regalo le besó la mejilla a su amigo y luego tomó el pendiente. Katsuki se tornó rojo y entró rápidamente al tren diciéndole a la morena:

"Cuando nos volvamos a ver me querrás más que hoy, cara redonda no lo olvides, adiós"

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Penúltimo día.