CAPÍTULO 9

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Los personajes de INUYASHA no me pertenecen sino a RUMIKO TAKAHASHI
Esta obra pertenece a KIM LAWRENCE, ha sido adaptada y modificada por mí.
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Los personajes utilizados pueden contener Ooc.
Los personajes son todos humanos, la trama se ubica en un universo alternativo.
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Capítulo 9

KAGOME POV
Para tratarse de una alucinación, él parecía sorprendentemente sólido. El refugio de su cuerpo le permitió a Kagome respirar con más facilidad. -Sabía que vendrías -dijo ella tontamente cuando Sesshomaru le acarició el rostro.

Un espasmo contorsionó el rostro de Sesshomaru cuando vio el hilo de sangre que le corría a Kagome desde el nacimiento del cabello, pero ésta no sabía si se debía a ira o preocupación.

-Te odio -declaró Kagome.

-Ya hablaremos de eso, luego. ¿Puedes andar? gritó Sesshomaru para hacerse oír por encima del rugido del viento.

-Naturalmente... -comenzó a responder Kagome, pero Sesshomaru no la escuchaba, la estaba medio arrastrando camino hacia la casa.

El cuerpo de Sesshomaru no le ofrecía excesiva protección, pero la determinación de ese hombre consiguió resucitar la suya propia.

Sólo tuvo que llevarla los últimos cincuenta metros a través de la arboleda hasta la casa. La dejó en el suelo y le ordenó que se quedara tumbada, y eso es lo que Kagome hizo. El rugido de la tormenta era lo más aterrador que había experimentado en la vida.

-Venga, vamos.

Kagome permitió que Sesshomaru la condujese hacia los escalones que conducían al sótano de la casa. Vio que el candado había sido forzado cuando Sesshomaru la hizo entrar, dentro, silencio absoluto.

Kagome se sentó en el suelo de piedra y se quedó observándole mientras Sesshomaru trataba de cerrar la puerta y asegurarla, para lo que tuvo que hacer uso de toda la fuerza que poseía. Sus poderosos músculos se contorsionaban. Cuando ella se reunió con él y apoyó la espalda contra la puerta para ayudarle, Sesshomaru mostró su aprobación, pero no interrumpió el esfuerzo que estaba haciendo.

Con profundo alivio, Kagome oyó el cerrojo y, despacio, se sentó en el suelo allí mismo. Pero si había creído que el peligro de la tormenta había acabado, se dio cuenta de que no era así al mirar a Sesshomaru. Dadas las circunstancias, no era el momento para echarse a reír, y Kagome se dio cuenta de que eso mismo pensó Sesshomaru al verla reír histéricamente.

-¿Te parece esto divertido? -gritó Sesshomaru apartándose de la puerta-. Perdona, pero no comparto tu sentido del humor. Aún sigo sin poder creer semejante locura suicida. Te has metido de lleno en el camino de un huracán...

-¿Huracán?

-Sí, el huracán que ha hecho que la mayoría de los isleños abandonaran la zona, el que me ha obligado a comprar un barco porque nadie estaba dispuesto a arriesgar la vida para traerme aquí con el fin de que pudiera estrangular a mi esposa. No tienen esa clase de valor que nace de la ignorancia.

-No debería haberte dejado una nota -dijo ella amargamente.

-¿Nota? ¿Qué maldita nota? Yo no he visto ninguna nota. Sólo he visto a Rin, que me ha dicho que, a largo plazo, era lo mejor que podía pasarme. ¿Por qué le has confiado a ella tus planes en vez de a mí? Cuando llegue a casa, en vez de encontrarte a ti, la encontré a ella.

-Las manos de Sesshomaru se habían transformado en dos puños.

-Yo creía que eso era lo que querías -indignada, Kagome se puso en pie.
Al hacerlo, notó que había perdido un zapato y se quitó el otro, que fue a parar junto a las botellas de vino que había en la pared opuesta del sótano.

Esposa de ConvenienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora