CAPÍTULO 8

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Los personajes de INUYASHA no me pertenecen sino a RUMIKO TAKAHASHI
Esta obra pertenece a KIM LAWRENCE, ha sido adaptada y modificada por mí.
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Los personajes utilizados pueden contener Ooc.
Los personajes son todos humanos, la trama se ubica en un universo alternativo.
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Capítulo 8

KAGOME POV
La cena iba a ser perfecta aunque ello le costase la vida!. Donde Sesshomaru hubiera pasado la noche anterior era un misterio y no le importaba.

Pero eso no era verdad. Ni en sus peores momentos había sufrido tanto como en la agonía de su amor. Ni jamás había sido tan feliz como con él.

El vestido blanco contrastaba maravillosamente con su bronceado. El vestido que estrenaba aquella noche lo había comprado impulsivamente. Era de corte griego, dejando un hombro al descubierto, y se le ajustaba al cuerpo como la misma piel. La abertura en la falda le subía casi hasta el muslo, revelando las piernas al moverse.

Se había recogido el pelo en un sencillo moño, dejando unas hebras caídas.

Quería hacer mella en la indiferencia de Sesshomaru, con el fin de darse a sí misma la oportunidad de decirle lo poco que significaba para ella, y su aspecto físico en esos momentos ayudaría a su propósito.

El timbre de la puerta sonó cuando Kagome estaba inspeccionando los motivos de decoración de la espléndida mesa.

El mayordomo, impasible e impresionante, se presentó delante de ella para anunciarle al recién llegado que quería hablar con la señora. Y cuando la señora oyó ese nombre, una docena de sentimientos conflictivos se apoderaron de ella.

-¿Le ha llevado al cuarto de estar? Gracias.

Entonces, Kagome se levantó la falda del vestido y se apresuró hacia allí.

-¡Gunther! -gritó al abrir la puerta-. Has recibido mi mensaje.

Corrió hacia él y le tomó las manos.

-No, querida, he estado fuera del país. Y si se me hubiera pasado por la imaginación en algún momento que ibas a casarte con él, no me habría marchado -declaro Gunther con el ceño fruncido-. Ha sido una verdadera tontería, Kagome.

A ella le dieron ganas de echarse a llorar. Aquellas palabras de censura salían del corazón, no eran maliciosas. Kagome se mordió los labios y controló el temblor.

-Creo que es el resultado de haber sido demasiado juiciosa toda mi vida -dijo ella con voz ronca.

-Cuando Sakura me dijo que te habías casado con él, me quedé horrorizado.

-¿Has visto a mi madre? Me llamó y me pareció que estaba muy rara.

-Lo sé, yo estaba con ella.

El significativo tono empleado por Gunther le sorprendió.

-¿Estabas con ella?

-Kagome, he venido a decirte que tu madre se casó conmigo hace dos días en Atenas.

Se hizo un profundo silencio. «Vamos, Kagome, recupérate», se dijo a sí misma al ver a ese hombre esperando a ver su reacción.

-Gunther, eso es maravilloso -lanzó un tembloroso suspiro y le abrazó-. Dios mío, eres mi padrastro.

Kagome rió y lloró. Al final, los dos estallaron en carcajadas.

-Quería decírtelo con cuidado, suavemente; creo que Sakura tenía en mente algo más espectacular y, posiblemente, público -Gunther esbozó una sonrisa masculina y paternal-. En fin, tengo la impresión de que esperas invitados, ¿me equivoco?

Esposa de ConvenienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora