N/A: Este capítulo puede resultar confuso porque es externo a la historia de Nico. Los interludios son extras que añadiré cada cinco capítulos con el punto de vista de personajes secundarios.El sonido de espera del teléfono se volvió insoportable después del cuarto intento. Michael estaba usando un teléfono público, tal como María le había pedido en el mensaje que apareció en su buzón en la mañana. En el exterior de la cabina llovía a cántaros y pocas personas, mayormente oficinistas que acababan de terminar su jornada laboral, se movilizaban por las calles húmedas con sus paraguas de colores oscuros. El suyo estaba asentado boca abajo entre la pared a su costado y la de vidrio en paralelo, con el fin de escurrirse. El cielo estaba oscuro aunque todavía no anochecía y los postes de luz de las calles ya se habían encendido, creando reflejos amarillos en la delgada película de agua que cubría el suelo frente a ellos. Le sudaban las manos y se suponía que tenía trabajo que hacer, pero se negaba a dejar de insistir. Cuando María le pedía algo, simplemente sentía el aplastante deber de cumplirlo. No era común en ella pedir favores. Además, no se habían hablado en cinco años.
La línea se abrió y Michael largó un controlado suspiro que no notó hasta entonces que estaba aguantando.
—¿María?
—Michael.
Escucharla decir su nombre lo devolvió brevemente a los tiempos espolvoreados de oro donde ambos eran poco menos que inseparables. Sin embargo, él fue el único que se precipitó en la carrera y cayó al abismo del amor.
—Lamento haberte pedido que me llames así, y lamento más pedirte ahora esto, pero...
Alertado, Michael miró de reojo a ambos lados fuera de la cabina. Todo seguía igual, salvo el cielo, ahora más oscuro. Bajó el volumen de su voz.
—¿Qué sucede?
Escuchó una exhalación y luego un prolongado silencio ante el cual se mantuvo a la expectativa.
—Tengo miedo. —La voz de María sonó al punto de quiebre.
Un tropel de pensamientos preñó la cabeza de Michael. La mayoría eran recriminaciones, «te dijes». Pero ella no necesitaba eso. Lo sabía y no quería volver a que se distanciaran por idioteces.
—Tengo un hijo —continuó María—. Un varón. Pronto cumplirá seis años y creo que ya saben que existe.
Michael apretó los labios. La última vez que hablaron ella no lo puso al día con la existencia de su segundo hijo. Aunque debió ser por seguridad, le dolió. A veces la convicción en su corazón de que las cosas con ella no se habían vuelto tan complicadas nublaba su racionalidad, era una parte de sí mismo a la que se le dificultaba salir del pasado y aceptar una realidad que la destrozaría. Pasó porque nunca trató el tema con ella ni con nadie ni se dio la oportunidad de sufrir la pérdida. En su lugar, empujó los sentimientos hacia la oscuridad y fingió que el hecho no le afectaba. A la larga esos sentimientos reprimidos fueron saliendo en forma de abruptos accesos emocionales cuando estaba en contacto con ella. La razón de su último distanciamiento fue la explosión más ácida que había tenido, la cual tomó a María desprevenida.
—Protegerlo será difícil.
—Me sentiría más tranquila si pudieras colaborar.
—Ya tienes a tu marido para eso, ¿no?
Se arrepintió apenas terminó de decirlo, pero María no se dejó afectar.
—Mi marido hace su parte y pensé que mi mejor amigo querría ayudarme. Pero si tu ego sigue siendo más grande que tu cariño, ambos hemos perdido tiempo en esta llamada.
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Following a dream, literally
FanfictionNico di Angelo estaba acostumbrado a no soñar nada. Por eso, la noche de su decimoséptimo cumpleaños lo tomó desprevenido con un sueño que siguió extendiéndose el resto de las noches. Cada vez estaba más seguro de que lo que sucedía iba más allá de...