9. ᏴᎡᏆᎢᎢᏞᎬ ᏴᏞᏌᎬ ᎪᏩᎪᎢᎬ

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El extraño silencio rodeándome
se acerca, se vuelve más frío.
En el abismo más profundo me he perdido a mí mismo.
Pero estoy listo para someterme al mar.
Agua oscura, toma el control.

Black water,   Of Monsters and Men.


Le pedí a Thalia pernoctar en su casa

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Le pedí a Thalia pernoctar en su casa. Ella me respondió con una mirada de reproche, pero, dadas mis circunstancias, no se negó. Algo me decía que quería comprobar la cualidad de trascendencia de los sueños. Ese algo se comprobó segundos después.

—¿Y puedes traer lo que sea?

Suspiré.

—Sí, pero yo no puedo crear nada. Eso es cosa de Will. Además, lo que sea que traiga se convierte en cenizas después de cuatro días.

Thalia arqueó una ceja, mirándome de refilón con una sonrisa insinuada en los labios. Cualquier expresión impuesta en sus ojos se intensificaba con el contraste entre el maquillaje negro y el fulgor eléctrico en sus iris. Esos ojos me decían que no había nada que temer, pues su portador es transparente. No había en ellos nada que nublara la certeza.

En el momento en que comenzaron a transformarse, desvié la mirada abruptamente. Las imágenes luchaban por reproducirse, bailaban en mis pupilas. Apreté mis manos en puños, tratando de controlar, una por una, las reacciones de mi cuerpo.

Thalia no es Will, ni Percy, no tienen relación alguna, pero todos me han producido lo mismo, después de mi cumpleaños. Tengo la sensación de que algo que está fuera de mi intelecto conecta todo lo que está sucediendo, pero no tengo idea de qué es ni a dónde me llevará. O a ellos. Tal vez yo solo sea un hilo conductor de algo importante, o un augurio.

—¿Sucede algo? —me preguntó Thalia.

Negué con la cabeza, agradeciendo que no haya intentado tocarme ni hablar con condescendencia.

Ambos estábamos sentados en la orilla de su cama, con las plantas desnudas de los pies acariciando las baldosas frías, aunque ella mantenía una pierna recogida contra su pecho. Había una separación prudente entre nuestros cuerpos, mas no una notable. Si se me ocurría inclinarme hacia la izquierda, me encontraría asentando la cabeza sobre su hombro desnudo, pues pese al invierno dormía con una blusa sin mangas negra y un pantalón de lana gris. Nuestras manos se habrían rozado sobre la superficie de la cobija de no ser porque yo las mantenía colgando en medio de mis rodillas abiertas, acodado en los muslos.

—Qué exacto eres cuando hablas de tus sueños, de todas formas. —Thalia hizo girar mi rostro hacia el suyo sujetándome por la barbilla y me palmeó dos veces la mejilla con la mano opuesta. El gesto me dejó un hormigueo breve que no supe cómo interpretar, sólo supe que no era de rechazo—. Hazme el favor de traerme un recuerdo, ¿sí? Será mi recompensa por dejarte quedar aquí.

Following a dream, literallyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora