Los Jp’s resultaron ser una extraña organización bastante misteriosa. Aquella chica de cabello rojizo y ojos verdes no dijo palabra alguna en todo el camino.
Eris tomaba fuertemente la mano de Kenshí durante todo el transcurso.
Takato estaba algo decepcionado.
Dos horas de un sepulcral silencio fueron los que se vivieron en aquella blindada camioneta negra. Atravesaron casi toda la ciudad para ser testigos de los cientos de daños que estaba había recibido. No sabían cómo fue que todo aquello paso.
—Toda su familia está muerta, chicos—escupió Suzie sin delicadeza alguna.
— ¿Qué? —los ojos de Eris comenzaban a cubrirse de lágrimas.
—Lo que escuchan—dijo con indiferencia—. Dubhe el primer septentrión, causó estragos por varias zonas de Japón.
— ¿Cómo sabes que nuestra familia esta muerta? —pregunto Takato algo consternado.
—Los Jp’s tenemos las más alta tecnología para enfrentarnos a los siete septentriones del día del juicio final. Cuando lograron hacer aparecer a esos demonios los rastreamos fácilmente. No tardamos siquiera un minuto en encontrar toda su información —alardeo—. Su zona de residencia fue destruida en su totalidad.
—Mis padres, mis hermanos—Eris estaba a punto de derrumbarse
—No tendrás que preocuparte más por ese estorbo, querida—dijo Suzie en voz baja—. Yo deje de preocuparme de ellos cuando tenía no más de cinco años—una sonrisa psicópata creció en ella.
— ¿Quién eres realmente? ¿Por qué nos llevan con ustedes? —Kenshí quería respuestas.
—Jp’s es mi creación, todo lo que conocerán hoy me pertenece, la dueña de todos aquí, a partir de hoy, soy su dueña también—sus labios color carmín mostraron una sonrisa.
— ¡Que te hace pensar eso! —Soltó Takato molesto
— ¿Crees que hago todo esto por protegerlos? —Soltó una fuerte carcajada—. No seas estúpido—le lanzo una mirada asesina—. Más de media población en Japón descargo esta jodida aplicación. Un cincuenta por ciento de esa población estuvo a punto de morir hoy y más del veinte por ciento decidió morir, el otro porcentaje obtuvo una segunda oportunidad de vida y activaron a sus respectivos demonios.
Pero no más del tres por ciento obtuvieron demonios de un alto nivel.
— ¿Tienen niveles? —Kenshí prestaba toda la atención
— ¡Por supuesto que lo tiene, idiota! —Suzie empezaba a perder la paciencia—. “Mermari” es nivel 65. “Cerberus” 58. “Susanoo” es nivel 80. Siendo Takato el más fuerte de los tres—Takato comenzó a sentirse importante—. No nos explicamos cómo es que Takato logro conseguir a tan importante demonio, tomando en cuenta su historial—el ánimo de Takato se fue al fondo de nuevo.
— ¿Entonces nos necesitan? —Eris había logrado controlarse.
—Los septentriones seguirán apareciendo uno cada día de la semana por siete días—aquello tomaba seriedad—. Los Jp’s contamos con lo necesario para atacarlos. Pero no son cualquier cosa, necesitamos un equipo fuerte.
—Está bien—Takato la interrumpió—. Cuenten conmigo—Eris observo a Kenshí antes de emitir palabra alguna.
—Si es por el bien de Japón, conmigo también—miro fijamente a los ojos verdes
—También ayudare—asintió Eris
—Es por el bien del mundo, jóvenes—los ojos de Suzie ocultaban algo.
Muy lejos de ellos, en uno de los edificios más altos de Japón una joven de cabellos negros trenzados, parecía bailar sin preocuparse de caer al vacío.
Su camisa con franjas azules y negras a lo vertical, combinaban con sus mayas negras y su tenis azules con detalles blancos.
Sus claros ojos azules se centraron hacía el sol.
—Superaron la primera prueba, faltan seis. ¿De verdad debemos exterminarlos? —preguntó
No les tomo mucho llegar al destino final, un gran edificio de color negro. Con toda la seguridad posible.
Al entrar, Suzie los dirigió a una gran sala con un par de acogedores sillones de color café, máquinas expendedoras y algunas plantas. Una pared era en su totalidad de cristal, se podía apreciar con mucha facilidad el atardecer. Cinco chicos estaban ahí. Suzie los presento a todos.
El chico de cabello rojizo con lentes frente a sus claros ojos de color café, llevaba por nombre Kazuto Makoto, su demonio era un dragón de nombre <<Megidramon>> al nivel 75.
La chica de cabello castaño y trenzado, ojos de color verde aceituna, llevaba por nombre Haruno Mitsuki, su demonio resulto ser <<Anubis>> el dios Egipto al nivel 80, siendo la más fuerte junto a Takato.
La segunda chica en la habitación parecía apenas una niña, de cabello castaño que caía como cascada por su espalda, abrazaba fuertemente al chico que parecía ser su novio, Hinomoto Mirai era su nombre, su demonio era el más débil hasta ahora <<Pallas Aria>> al nivel 50.
El chico a un lado de ella era algunos años mayor, de cabello negro y alborotado, ojos tan oscuros como su cabello, su nombre era Matsuda Akira, su demonio <<Amaterasu>> era nivel 77.
El ultimo chica en aquel lugar estaba alejado del grupo, temeroso, cabello castaño y esponjado, ojos de color café oscuro. Su nombre era Shigeru Saíto, su demonio era <<Hades>> siendo el tercero más fuerte en nivel 79.
Suzie los presento a ellos también. Nadie musito palabra alguna. Otros cinco chicos se encontraban ya en sus habitaciones. Suzie les indico donde dormirían, se despidió de los ocho chicos en aquel lugar.
—Aceptaron su destino, chicos—sonrió—. Nos vemos mañana temprano, las ondas indican que aparecerá por la mañana—se retiró.
—Ahí estaremos—dijeron todos.
El celular de Mirai recibió un mensaje.
— ¡Haz recibido un nuevo Dead Face! —se escuchó, Mirai emitió un grito ahogado, dejo caer su celular, sus manos comenzaron a temblar, ya estaba llorando, Akira la observaba preocupado, Mirai se fundió en un abrazo eterno con él.
El Dead Face mostraba el cuerpo de Akira completamente destrozado.