Kenshí no había dormido absolutamente nada. Eris por su parte, tampoco.
Ambos no podían dejar de extrañarse por la decisión que había tomado Takato.
De alguna forma Kenshí sabía que lo pudo haber orillado a aquello, pero por más que Eris le preguntaba, no podía decirle.
La nueva guarida en la que se encontraban tenía una considerable cantidad de agentes capaces de utilizar Nincaea.
Masashi Yuki les había hablado la noche anterior sobre los planes de Suzie, Kenshí se había molestado lo suficiente.
— ¡Piensa matarnos a todos! —gritó
—Somos solo armas para ella —comento un pequeño de cabellos castaños, su nombre era, Akashi Tagiru—. Conocí a Masashi hace una semana, llego antes de si quiera conocer a Suzie.
—Los planes de Suzie es usarlos para derrotar a los septentriones y así, deshacerse de la mayor cantidad posible —comentó Yuki
— ¿Mencionaste algo de un deseo hace un momento, no es así? —dijo Eris intrigada —. ¿Qué es eso?
—El humano que sobreviva a la destrucción, podrá conocer a causante de todo esto, al llegar a él, tendrá la oportunidad de desear lo que quiera—concluyó Yuki
—Suzie quiere desear un mundo donde ella sea la soberana —comentó Tagiru—. ¡Que cabrona!
Aquella conversación se a largo más de lo esperado. Al final, ambos chicos se habían convencido de que estar con ellos era mucho mejor que pertenecer al matadero de Suzie, pero los dos, estaban demasiado preocupados por dentro, Takato corre mucho peligro.
Eris finalmente se ponía de pie mientras Kenshí entraba en la habitación solo con su pantalón y el cabello húmedo.
— ¿Qué tal el baño? —le preguntó
—Bastante relajante, deberías darte uno —sonrió él.
—Lo haré —dijo con una sonrisa que se apagó en un segundo.
—Estará bien —dijo Kenshí, él también quería creerlo.
Ambos estuvieron hasta pasado de medio día encerrados en su habitación. Realmente querían que todo esto terminara. Su depresión hasta el momento era considerable. Yuki los había mandado hablar. Tagiru se encargó de hacerles llegar el mensaje. Aquel pequeño había logrado ganarse su cariño en tan solo un día de haberlo conocido.
Conocían su historia. Sabían cómo sus padres habían muerto en un incendio. Él lo vio en un Death face pero creyó que era falso. Hasta que llegó a su casa y corrió hasta llegar a la habitación de sus padres, donde antes de entrar una parte del techo le cayó encima. Así fue como casi moría y Nincaea le dio su segunda oportunidad.
— ¿Cuál es tu demonio? —Pregunto Eris—. Yo tengo a <<Ceberus>>
—<<Frodo>> —dijo—. Es un pequeño elfo de nivel <<46>>
— ¡Un elfo! ¡Que genial! —sonrío Eris. Él le devolvió la sonrisa.
Habían llegado hasta Yuki y este los esperaba asustado.
— ¿Qué sucede? —preguntó Kenshí
—Nuestra tecnología quizá no sea tan genial cómo la de Suzie, pero… el orden de los patrones se está alterando —dijo señalando el computador
— ¿Eso qué significa? —preguntó Eris
—El Septentrión esta por aparecer —dijo Tagiru
— ¿Donde? —pregunto Kenshí
—Aquí —lo dijo en voz baja, se podía percibir su desesperación. Una explosión se escuchó después.
La pared del fondo ahora era escombros. La luz comenzó a invadir la oscuridad. Todos comenzaron a salir de sus habitaciones dispuestos a luchar. Yuki frunció el ceño y saco su celular dando un salto y cayendo en el primer piso.— ¿Qué buscas aquí, Suzie? —preguntó con furia
— ¿Así que esta es el nido de ratas donde se esconde mi mano derecha? —dijo con crueldad mientras subía los escombros
—Deje de serlo desde hace mucho —dijo con indiferencia, lanzándole una mirada envenenada
—Y no he encontrado a nadie como tú, Yuki —sonrío, bajando los escombros—. ¿Por qué insistes en esta locura?
— ¿Locura? ¿Llamas al tratar de detenerte una locura? —Apretó los puños—. ¡Piensas matarnos a todos!
— ¡De todas maneras van a morir! —Sonrío provocando que Yuki apretara la quijada—. Su destino es ese —. ¡Morir! —dijo y tomo el mango de su espada.
— ¡Eso es lo que tú crees! —dijo Tagiru al interponerse entre ella. Nadie se percató de cuando llego ahí—. ¡Juntos podemos lograr sobrevivir! ¡Podemos hacer que todo sea como antes si trabajamos en equipo! —Suzie lo observo por el rabillo del ojo, fulminándolo con la mirada.
—Niño estúpido, ¡Quítate de mi camino! —desenvaino su espada cortándole la cabeza.
Ante aquello, todos ahí se sorprendieron.Eris se cubrió la boca para evitar soltar un fuerte chillido, las lágrimas comenzaron a hacerse presente en ella.
Kenshí solo observaba la escena en cámara lenta, la espada, Tagiru, la cabeza en el aire, el filo con sangre, el cuerpo cayendo teñiendo todo de rojo, la cabeza girando hasta detenerse entre los escombros.
—Tagiru…Tagiru… —decía con una mirada pérdida —. ¡¡TAGIRU!! —gritó. Todo su cuerpo comenzaba a tensarse—. ¡¡Suzie!! ¡¡Suzie!! —la furia invadía su cuerpo. Fue hasta que él comenzó a gritar que Suzie le notó—. ¡¡Vas a pagar por esto!! ¡¡Vas a pagar por esto!! —gritó y esta vez todo su cuerpo comenzó al llenarse de aquel color azul, todo su cuerpo invoco aún demonio y en su celular, ya estaba instalada.Neptuno apareció en el área.