22 Segundos

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Quería quitarle la ropa, tocar su torso con mi mano, arañar con mis uñas su ancha espalda, susurrar a su oído que él era mío y que yo era suya. Mirarle a los ojos mientras se funde una y otra vez en mi. Cruzar las manos como Jane y Tarzan, despacio, lento, adagio, fuerte, deprisa sin miedo arriba, abajo gimiendo, gritando, porno. Mirándonos a las pupilas fijamente en busca de un síntoma de fervor, el sudor nos envuelve el cuerpo resvalándonos en la cama dejando atrás sábanas mojadas y arrugadas a nuestros pies.

Todo Lo Que Nunca Te DijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora