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En los cementerios uno nunca se siente solo, aunque lo esté.

Y aquí me pasaba a la inversa:

 en medio del silencio y con la luz temprana de la mañana reciente,

 me sentía solo. 

No estaba solo, 

pero me sentía solo, 

me creía solo 

y me entregué a estar un poco solo.

Crónicas de unas vacaciones nefastas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora