CAPÍTULO 5

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Era miércoles por la mañana, voltee a ver mi reloj y vi que era tardísimo. Me había quedado dormida y apenas me iba a dar tiempo de llegar al trabajo. Por lo que me vestí rápidamente, tomé una barra energética de la alacena y me dirigí a mi auto para llegar a la oficina.

Llegué 30 minutos tarde, me puse a trabajar y al medio día recibí un mensaje de Pamela: “Hola guapa, espero estés teniendo un excelente día. Al rato tengo una cita cerca de tu oficina, te gustaría que nos viéramos para comer?”

No estaba segura si debía ver a Pamela después de lo que había sucedido el día anterior con Jimena, sin embargo le contesté que sí y el lugar donde podríamos vernos. Llegada la hora me fui caminando desde mi oficina y la encontré ya sentada en el restaurante.

Desde afuera del restaurante, observé a Pamela que estaba entretenida en su celular mientras me esperaba. En un instante la culpa comenzó a invadirme, pensé en cómo se sentiría si le dijera lo que había sucedido pero de pronto hicieron eco las palabras de Jimena: “es muy poco tiempo para saber si lo que tienen es exclusivo…”

Respiré profundamente y decidí que no preocuparía por eso, probablemente lo que sucedió con Jimena fue un evento único e irrepetible. No le veía caso en lastimar a Pamela con algo así cuando nuestra relación no había comenzado.

Mis ideas me reconfortaron y era momento que entrara al restaurante. Caminé hasta la mesa donde estaba Pamela, me coloqué detrás de ella sin que me viera y delicadamente cubrí sus ojos y le dije al oído:

L: ¿Adivina quién?

P: Mmm no estoy segura. Sujetó mis manos. Juzgando por estas manos puedo suponer que eres alguien muy atractiva, pero si no eres quien creo, me meteré en grandes problemas con mi cita. Dijo bromeando.

L: No quiero meterte en problemas, o por lo menos no ahora. Dije esto mientras descubría sus ojos y le daba un beso en la mejilla.

P: Hola guapa, que gusto verte.

L: El gusto es todo mío. Qué tal te fue en tu cita?

P: Muy bien, aunque eso hace que mi semana se vuelva más complicada y llena de pendientes. Creo que me será realmente imposible verte hasta el fin de semana.

L: No me gusta pensar que no te veré, pero me da gusto que te esté yendo bien el trabajo. Y no te preocupes, ya repondremos el tiempo que no nos veamos.

P: De hecho el viernes en la noche se va a festejar el cumpleaños de Octavio, vamos?

L: Me parece excelente.

La conversación seguía mientras comíamos y ya que terminamos de comer Pamela se ofreció a llevarme en su auto a mi trabajo, aunque éste no se encontraba muy lejos de ahí. Sin embargo accedí para estar con ella unos minutos más.

Íbamos caminando en el estacionamiento dirigiéndonos a su coche cuando Pamela decidió correr entre los coches intentando esconderse de mí. Empecé a perseguirla, ambas nos reíamos fuertemente y estábamos muy divertidas.

Entonces decidí que yo sería la que me escondería y me coloqué detrás de una columna de concreto. Podía escucharla gritar mi nombre pero no parecía saber dónde estaba oculta. Cuando vi que estaba cerca de mi localización, sigilosamente me moví entre los coches y aparecí detrás de ella.

La cargué y di un par de vueltas mientras ella gritaba emocionada, la tomé de su mano y continuamos nuestro camino hacia su auto. Una vez ahí me pidió que la ayudara a pasar unas carpetas del trabajo que tenía en el asiento del copiloto al asiento trasero.

Mientras Pamela estaba en el asiento de atrás recibiendo las cosas que le pasaba, me dirigí hacia la puerta que estaba abierta. Tiré las carpetas al piso del auto y antes de que me reclamara por desordenar lo que estaba organizando comencé a besarla.

Mi Mejor AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora