II

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[mess]


Me despierto en la helada madrugada, sudando en dolor. Mi cuerpo se retuerce en espasmos; no abro los ojos, no puedo. Arden de forma impresionante, ni hablar de mis dientes caninos. Siento mis encias sangrar y a mis dientes enterrarse en el interior de mis labios.

Todo duele como el infierno; comparándose a los latigazos que me da Tobías. Mis uñas se entierran en las sábanas y las rompen. Siento la tela entre mis dedos, manchada con la sangre de mis palmas heridas.

Y aunque mis piernas se retuercen agónicas, yo no grito. Puros quejidos y gemidos logran escaparse de mi boca, intentando ser retenidos.

¿Qué es esto? ¿Por qué duele? ¡¿Qué me pasa?!

Y aunque quiero ayuda, no gritaré. No he gritado por dolor desde que tenía siete, y nunca lo volveré a hacer. El orgullo es lo único que tengo, no lo perderé así. Si muero aquí, por la razón que sea que lo provoque, pues así será; pero lo haré en soledad.

Pasa un tiempo que parece durar eones, y súbitamente todo se oscurece. No escucho nada, no huelo nada, no veo nada.

Todo es estático, mi cuerpo está paralizado y mi mente en pánico.

"Es hora", escucho.

Es una voz que reconocería donde fuera; mi madre.

No la escuchó desde su muerte, hace ya tres años. Suena tan calmada, tan llena de la paz que sueño alcanzar.

¿Significa esto que he muerto?

"No", suelta tan lejana. "Este es un comienzo, mi dulce corazón, una nueva vida."

¿A qué se refiere? No entiendo y cada vez me siento menos emborrachado por esta oscuridad.

"Lo sabrás, mi niño, despertarás y lo sabrás. Acepta este futuro con los brazos abiertos y vive el amor, de donde llegue; pensarás que no, pero lo mereces."

Y con esa voz, que se oía ya a la lejanía de un mar nublado, yo abro los ojos.

Mi cuerpo se siente liviano, demasiado. Ya nada arde, nada duele.

Observo mi palmas; siguen manchadas de mi sangre, pero ya no hay una herida allí.

El pánico me recorre, me encamino cual flecha hacia mi espejo y me analizo. Y aunque las heridas de mis labios se esfumaron también, lo que más llamó mi atención no fue eso. No, lo que me hizo retroceder en un movimiento asustado fueron mis dientes.

Para ser específico, los caninos. Eran más largos y filosos, puntiagudos cual...

- ¿Vampiro?

No, es una estupidez. No me han jodido con lo de "murciélago de las mazmorras" para que termine siendo verdad.



l i q u o r    l i p s / / omc ✗ severusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora