Bajo la capucha y la túnica, se divisa un pálido rostro humano, no es agradable, ya que es de facciones huesudas y descompuestas, bajo su piel mimética se encuentra su verdadero rostro, una calavera infernal, en sus frías cuencas se ven dos llamas tenues, que aumentan cuando se acerca a sus víctimas, con frágiles dedos huesudos sujeta su confiable arma, la guadaña, imbuida en sangre tras segar todo tipo de vidas.
Acompañado de un caballo condenado es nombrado jinete del Apocalipsis.
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Historias sin continuidad
De TodoHistorias, reflexiones o descripciones sin continuidad