IV

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Ryuunosuke no era de los niños que pedían cosas, incluso cuando cumplió los diez años (Chuuya marco la fecha de cuando Dazai le trajo al niño) no pidió nada. El kitsune molesto por la falta de interés del niño, siguió insistiendo que los primeros años de un yokai eran importantes, por lo tanto, podía pedir cualquier cosa.

Al final el tengu aceptó, dejando el lugar que iban a ir a elección de Chuuya.

—Vamos a ir al mundo de los yokai, hay un mercado donde puedes encontrar de todo —Ryuunosuke se arrepintió rápidamente de haber dejado que el kitsune eligiera el lugar.

Y aunque Ryuunosuke mantenía un semblante de miedo con ese ceño suyo, Chuuya sabía que el pequeño tengu estaba ansioso de conocer el mundo donde solo habitaban los yokai, el movimiento de sus alas negras con blanco lo delataba.

Así, Chuuya, Dazai, Ryuunosuke y Atsushi se dirigieron por un camino secreto que los llevó al bajo mundo. Caminaron por la oscuridad y las tinieblas, y aunque los dos niños miraban todo a su alrededor con un sentimiento de miedo y fascinación, no dejaron que su paso menguara. Al pasar unos minutos, comenzaron a distinguir luces provenientes de las farolas de papel y luego música y voces con distintos acentos. También les llegó un inconfundible aroma a comida.

Chuuya tomó con una mano, la manito de Atsushi y con la otra a Ryuunosuke, podían tacharlo de sobreprotector, pero no iba a dejar que se perdieran la primera visita al otro mundo.

—Ahora que estamos aquí, puedes elegir cualquier cosa Ryuu —dijo el kitsune.

El tengu trató de mirar las tiendas a su alrededor, aunque en verdad no sabía que tienda elegir porque no sabía que pedir, así que eligió una de las tiendas al azar. En ella, se vendían artículos de tela. Ropa en su mayoría.

Ryuunosuke se acercó y miro los artículos, deteniendo su mirada en lo que parecía ser una tela negra.

—Yo que tu chico, ni siquiera miraría esa cosa —comento en tono aburrido el vendedor, atendiendo a otro yokai.

Ryuunosuke frunció el ceño.

—¿Por qué no?

—Esa tela está hecha a partir de piel de un dragón llamado Rajomon. La serpiente vivió muchos años en un lago y cuando decidió ascender a los cielos, cambió de piel, dejando la piel vieja en el mundo humano. Un artesano tomó la piel y a partir de ella creo esta tela, la cual responde al nombre de Rashomon.

Dazai, quien se había mantenido al lado del tengu mirando sin mucho interés las prendas, miró con curiosidad la tela negra que había captado la atención del pequeño.

—Para estar hecha de piel de dragón, su precio es ridículamente bajo.

—Lo es, todos quienes me han comprado la tela regresan despavoridos cuando ven que Rashomon tiene vida propia y no puede ser controlado. Ahora solo quiero deshacerme de la prenda.

—¡Qué bueno es escuchar eso! —exclamo Dazai, mirando brevemente a Chuuya que estaba al lado de Atsushi y que se acercaba a ellos, luego volvió su atención al vendedor—. Mi amigo aquí presente le encanta las cosas raras —dijo mientras apuntaba a Chuuya, quien frunció visiblemente el ceño al saber que lo estaba usando en alguna escusa retorcida, pero milagrosamente se mantuvo callado—. Él es mudo, así que yo hablo por él. Él dice que se puede quedar con la prenda y nunca más la vera de regreso.

—Tiene que pagar el precio.

—Señor, viendo su situación, quien tendría que pagar aquí es usted —dijo Dazai mientras alzaba los hombros en forma despreocupada y sonreía—. Piense, tendrá que bajar el precio de la prenda hasta que al final la tendrá que dar a cualquier inocente que pase por su camino, y aun así no hay garantía de que el incauto se la quede. En cambio con nosotros, por lo menos sabe que nunca más vera dicha prenda endemoniada.

El vendedor miró al castaño, considerando la propuesta. Pensando en las ventajas de ya no ver la maldita tela, se la entregó a Dazai, el dios agradeció y se encamino junto Akutagawa al lado de Atsushi y Chuuya. El grupo camino algunas cuantas calles, teniendo a los dos niños y a Dazai al frente y a Chuuya atrás, mirando de forma asesina la espalda de Dazai. Cuando estuvieron lejos del local del vendedor, Chuuya golpeó a Dazai y le recrimino por mentir.

—No había necesidad de inventar tal escusa, ¿por qué no puedes comprar de forma normal?

—Pero era por una buena causa —se quejó Dazai, mientras le pasaba la tela negra a Chuuya y sonreía.

—Eso no es excusa para mentir —dijo Chuuya, mientras le daba la espalda a Dazai y miraba al pequeño tengu—. Ryuu, espero que te guste este regalo que consiguió Dazai para ti, pero no quiero, ni de chiste que intentes hacer lo que él hizo.

Ryuunosuke asintió, tomó la prenda y espero que se moviera. Nada pasó.

—¿Eres en verdad piel de dragón o al final eres un fraude?

La tela cobró vida, apareciendo entre la tela negra dos ojos rojos que lo miraban sedientos de sangre.

—Bien, no eres un fraude.

Y sin decir nada más, Ryuunosuke puso la tela en su cuello de modo de bufanda, Rashomon, un tanto confundido, se adaptó al cuello del tengu y no causo ningún problema en todo el camino.

Curiosidades de Azuki: 

-Rashomon y el dragón: Bueno, estoy segura que más de una se dio cuenta las referencias que aparecen en este capítulo que vienen directamente de dos historias de Akutagawa Ryunosuke. La primera, Rashomon, que en verdad es una puerta la cual si existe en japón y que su nombre original era Rajomon "La puerta del castillo" y donde pasan los acontecimientos que relata la historia y la segunda El Dragón, donde se cuenta la historia de un monje que escribe en un letrero que tal día del lago saldrá un dragón que ascenderá a los cielos. 

Lo siento por la demora, estuve de viaje y luego en ponerme al día con las pruebas no me dieron tiempo para publicar, así que en compensación voy a publicar otro capítulo en un rato más.

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