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A la mañana siguiente del cumpleaños de Ryuunosuke, Chuuya se encontraba sentado sobre la hierba que crecía salvaje alrededor de la casa. La hierba estaba tan alta, que sentado, el kitsune era difícil de distinguir.

Incluso antes de que el dios vagabundo se sentara a su lado, Chuuya lo escucho acercarse por su espalda.

—¿Qué haces enano? —al no recibir respuesta, el moreno lo intento de nuevo— ¿Piensas cómo convertirte en una hormiga?

—¡Por supuesto que no! —grito el kitsune mientras se ponía de pie para golpear a Dazai, sin embargo Dazai, esperando el ataque, pudo evitar que lo golpeara. Chuuya a ver que no lo iba a alcanzar, se sentó en el lugar de antes y refunfuño, enojado con el moreno.

—Vamos Chuuya, solo bromeaba~

—Cállate.

Dazai no se calló, siguió molestándolo, hasta que al ver que Chuuya trataba de ignorarlo, recostó su cabeza en su regazo molestando aún más a Chuuya, sin embargo al poco tiempo ya estaba acariciando el cabello color barro de Dazai.

—Estaba pensando... —comenzó Chuuya luego de un agradable silencio, Dazai, consciente de lo agradable del ambiente prefirió por primera vez no decir lo que cruzo por su mente, que en esta ocasión era "¿En verdad piensas?"— que podría llevar a Ryuunosuke a visitar a Mori.

—¿Por qué?

—Porque cuando apenas me dejaste a Ryuu, Mori se enteró por mi madre que tenía a mi cuidado a un tengu, me visito y me explico cómo cuidarlo, y me dijo que si en algún momento quería que aprendiera las cosas de los tengu, que lo podía llevar a la montaña, que él le enseñaría.

Dazai asintió, sabiendo que era una decisión razonable, sin embargo su cara de molestia se instaló en su rostro.

—Sigo diciendo que le gusta Fukuzawa.

—¡Iugh, Dazai! —exclamo Chuuya mientras alejaba (tiraba) la cabeza de Dazai de su regazo y se levantaba—. Iugh, iugh, iugh, ¡Bastardo! Pase veinte años escuchándote como me decías que pensabas sobre el enamoramiento de Mori, y cuando pienso que por fin dejaste esas ideas, ¡vuelves con ella!

—¡Pero Chuuya es verdad!

—¡Nunca lo pudiste comprobar!

—¡No importa! —exclamo infantil el moreno— ¡Sé que es verdad!

—Sólo...no, deja esa idea. Iugh.

—Que te incomode la idea no quiere decir que no sea real Chuuya.

—¿Te digo lo que va ser real? Mi puño en tu cara, así que cállate.

Dazai tomo la razonable decisión de quedarse callado y a una distancia segura del kitsune, aunque no logro mantenerse por mucho tiempo callado.

—Si quieres, yo puedo llevar a Ryuunosuke a la montaña, a la casa de Mori.

Chuuya se quedó callado, siendo consiente que iba a aceptar la propuesta pero negándose a demostrar que ya la había aceptado.

—Solo si en el trayecto a la casa de Mori no le dices nada respecto a tu absurda idea de que Mori está enamorado de Fukuzawa.

Dazai fue obligado aceptar esa condición para llevar al pequeño tengu al lado sur de una montaña que estaba a unos kilómetros del templo de Chuuya.

En el camino Ryuunosuke se mostraba callado y lejano, pero Dazai sabía por las constantes miradas de reojo que le daba el de pelo azabache que estaba en ese estado porque se encontraba muy emocionado, al punto que no había dudado en ir con el dios vagabundo sin saber a dónde se dirigían. Así que para romper silencio, Dazai le comento a Ryuunosuke a donde se dirigían y por qué se dirigían a dicho lugar.

Family of starsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora