REMITAMONOS, en primer lugar, al sitio del suceso, al famoso Monte Olimpo, núcleo básico, región primordial y astillero de la mitología.
Se dice que dicha prominencia estaba situada en el centro de la tierra, es decir, en el centro preciso del universo.
Por entonces, la tierra era plana y se asentaba, circularmente, en el vacío, Alrededor de este circulo corría en el océano, de sur a norte en una mitad,y de norte a sur en la otra, dando a la tierra, por tanto, una total semejanza con una isla.
Allí, en la Tesalia, se erguía el olimpo, y allí sobre el punto más alto del monte, el propio Júpiter había elegido su morada.
Añadamos, como detalle, que tanta confianza tenía depositada en la habilidad creativa e imaginativa de Vulcano que le encomendó a éste la construcción del palacio, y, ni que decir, el edificio resulto una obra arquitectónica perfecta. Este cuidadoso el Tonante Júpiter de que se pudieran copiar los planos de la construcción, y temeroso estaba de que alguien, escalando en forma temeraria y sobrepticia la montaña, reprodujera su morada según la memoria de los ojos.
Así pues, decidió quemar los planos y animó la fogata de tal poder que el humo resultante de la quemazón no se perdió en las alturas sino que empezó a girar en torno del palacio, convertido en espesa y permanente neblina.
Esta impenetrable oscuridad hacía imposible que se pudiera advertir algo y hasta los mismos empingorotados personajes que eran convocados al palacio tenían que ser guiados por servidores portando antorchas.
No fueron de un menor arte las otras construcciones levantadas por Vulcano en las faldas del mismo monte, las que sirvieron como lugar de residencia para todos lo que constituían la corte de Júpiter.
La situación por supuesto, cambiaba diametralmente en le interior del enigmático palacio. Por todo lo que había de oscuridad y frío afuera, adentro era todo luminoso y cálido.
Aquel que ingresaba a la olimpica morada quedaba, literalmente, sumido en una repentina fascinación, al pasar sin transición de la sombra a la luz, del desamparo, exterior a la seguridad interna.
Se había estado por largo tiempo a la intemperie, sin caminos, ascendido por las escarpadas rocas, rodeado de sombras amenazantes, marchando con cuidadoso pie para evitar un imprevisto abismo.
Y de pronto, cuando ya se desesperaba de alcanzar la invisible construcción, ya que nada se vislumbraba en la noche eterna, he aquí que la morada abre sus puertas, y he aquí que el espectáculo cambia de tenebroso a luminoso, de hostil a hospitalario.
Así, pues, el ostensible y ausente palacio se proponía como un enigma, o, mejor aun, como un enigma, ( la tiniebla ) con su explicación ( la luz ). conjuntamente.
Sombras y luces, tal cual la existencia humana...
Inútil seria agregar que del palacio jupiteriano, así como de las restantes mansiones que poblaron el Monte Olimpo, en la Tesalia, nada queda en la hora actual.
Nada, salvo el recuerdo, salvo la nostalgia... Nada, salvo algunos relámpagos que, en los días de tempestad, iluminan el cielo tenebroso, por las alturas del monte, precisamente allí donde -dicen - se levanto la residencia del tonante y luminoso caballero.
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LOS DIOSES DEL OLIMPO
De TodoSe trata de que algunos personajes de la historia que le desean la muerte a los hijos de algunos dioses tambien hay algunos versos románticos o de engaño Mentiras, felicidad, ansiedad, y envidia