Paz.

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Simona POV.

Su primer día de escuela había sido bastante tranquilo, Simona había tenido que presentarse frente a toda su clase lo cual había causado que los nervios con los que había arrancado la mañana se incrementarán, más teniendo ciertos ojos marrones posados sobre ella pero a parte de eso las horas habían transcurrido con total tranquilidad.

Hablando más con Ailín descubrió que esta vivía bastante cerca de donde ella se estaba hospedando con su mamá así que decidieron tomar el colectivo juntas. A la salida mientras se dirigían a la parada, Simona vió que su nueva amiga Ailín cruzó mal la calle accidentalmente.

— ¡Mira por dónde vas pelotuda! — Se escuchó una voz desde el interior del auto. Ailín quien había logrado tirarse para atrás justo a tiempo para evitar ser atropellada choca contra Simona.
— Ay, ¿Estás bien? Que idiota che. —Exclamó Simona preocupada por el bienestar de su amiga e indignada por lo que acababa de suceder.
— Sí, sí, estoy bien. Ese era el divino de tu cuñado.
— ¿Ese era el hermano de Dante? ¡Que estúpido!
— Si, un amor. — Dijo la de ojos azules sarcásticamente.

Y con esto, las nuevas amigas retomaron su trayecto hacia la parada de colectivos.

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Junior POV.

Después de dejar a Agus en su casa, Junior por fin llega a su hogar y lo primero que hace es encerrarse en su habitación y prender su computadora, ansioso por hablar con sus amigos de internet. Justo cuando el morocho pensó que iba a tener un poco de paz se escucha a alguién tocando firmemente la puerta.

— ¡Pasa! — Dijo Junior con un tono exasperado.
— Buen día Junior, ¿Hiciste llorar a alguién hoy?
— Lamentablemente no, pero son las 16:20 recién.

Su tío se rió, divertido por el carácter tan particular del menor de sus sobrinos. En ese momento, llegó su hermano a la habitación.

— Hola tío.
— Buen día Dante.
— ¿Y vos dónde estuviste? — Interrogó Junior, sabiendo muy bien donde había estado y con quién.
— En ningún lado. — Contestó Dante. rápidamente, dirigiendo una mirada llena de enojo hacia el menor de los Guerrico quien estaba a punto de buchonearlo.

— Llegó un paquete para vos, Junior. — Dijo su tío Diego, ignorando completamente la discusión silenciosa que estaban teniendo los hermanos con la mirada. Diego le cedió el paquete a Junior, a quien tras inspeccionar lo que decía la etiqueta de envío, se le abrieron los ojos de par en par y comenzó a romper el envoltorio del paquete de manera frenética, dentro de este se encontraban un libro y una carta, rápidamente el menor de los Guerrico se dispuso a leer la carta.

Junior no podía creer lo que estaba leyendo, ¡Habían aceptado su solicitud para ingresar a la academia de música más prestigiosa de Buenos Aires! El morocho pensaba que las posibilidades de que lo aceptarán en la academia Lorenzeti eran casi nulas pero al parecer no. No pudo evitar soltar un grito de alegría.

— ¡Si! ¡Me aceptaron! ¡Me aceptaron! — Su tío agarró un pedazo del envoltorio del paquete que Junior había tirado en el piso descuidadamente y leyó lo que decía la etiqueta.

— ¿Academia Lorenzeti? ¿Esa no es la academia de música?
— ¡Sí! Es la mejor academia de música, por eso solicité la inscripción, es para cambiarme el año que viene igual. Me mandaron un libro con el reglamento de la escuela y todo.
— Sí, sí, todo muy bien, pero ya habíamos hablado de esto Junior, vos querés ser médico como yo. Si te cambias a una escuela de música ahora cuando quieras empezar la carrera de medicina te va a costar más.
— Vos querés que yo sea médico tío, yo quiero ser músico, ya te lo dije veinte mil veces.
— Bueno y si digo que no te dejo que te cambies, ¿Qué vas a hacer? ¿Te vas a ir de casa? — Exclamó con frustración en la voz su tío.
— Esperemos que si. — Dijo Dante entre risas.
— Pregúntale a Dante quién lo trajó a casa. — Le indicó Junior a Diego, harto de la actitud de su hermano.
— No tratés de cambiar el tema Ju-Para, ¿Quién te trajo a casa? — Se dirigió Diego hacia su otro sobrino, mirándolo de manera sospechosa.
— No me retes tío, pero hay una chica del curso de Jun-
— Que es una retrógrada total - Interrumpió Junior.
— Y creo que quiere que seamos nov-
— Si ya sé que es lo que quiere esa chica, pero ¿Cuáles son las reglas de la casa? La primera: Nada de novias hasta que terminen el secundario. La segunda: Nada de novias hasta que terminen el secundario. — Dijo Diego, repitiendo la regla para enfatizarla.
— ¡Pero eso es re injusto tío! — Se quejó el mayor de los hermanos Guerrico presentes en la habitación.
— ¿Sabes qué es injusto? Ver a chicos de la edad de ustedes dejando los estudios para cuidar hijos. No quiero que terminen así ustedes. Además se van a distraer y van descuidar sus notas, y si van a ser médicos prestigiosos no se pueden andar distrayendo.
— ¡Pero tío! Soy el único pibe de la escuela que no sale a ningún lado, ni sale con chicas.
— Mentira, tu hermano no sale con nadie tampoco.
— Tampoco tengo ganas. — Se unió Junior nuevamente a la conversación.
— ¿Ves Dante? ¿Y eso es por qué? — Dijo Diego buscando que la respuesta de Junior convenza a su otro sobrino de que debería seguir las reglas.
— ¿Vos viste la manga de cavernícolas que van a nuestro colegio? No los toco ni con un palo. — Dijo Junior poniendo cara de asco. Aunque no lo quiera admitir, parte de lo que estaba diciendo era verdad y otra parte mentira. Internamente, él era un romántico empedernido. Antes del día en el que salió del clóset o más bien el día en el que lo forzaron a salir, Junior solía imaginar como sería su primer novio y soñaba con andar de la mano con alguién por los pasillos del colegio, quería a alguién a quien amar. Pero luego del incidente, todas sus ideas de romance se evaporaron.

— Uh, chabón, ¿No podés dejar de ser un antisocial de mierda?
— Solo cuando vos dejés de necesitar ser el centro se atención.
— Bueno, basta che. Vamos a hacer una cosa. Regla nueva: Dante puede salir y tener novia.

Ambos sobrinos miraron a su tío con sorpresa en los ojos, sorpresa acompañada de felicidad en el caso de Dante e indignación en el de Junior.

— Solo si Junior puede salir y tener novio. — Terminó Diego, invirtiendo las emociones iniciales de los jóvenes Guerrico.
— ¡Pero Junior es un antisocial del orto! Encima no hay casi nadie abiertamente gay en el colegio, ¿¡Y si nunca sale con nadie que hago!?
— Y no saldrás con nadie. — Sentenció Diego justo cuando comenzó a sonar su celular. — Es de la clínica, seguro tenga que ir. Más tarde hablamos lo de la academia Junior.
— ¡Pará tío!
— Chau Dante. — Dijo Diego dejándolo con la palabra en la boca.
— Uy dios, ¿¡No podés pagarle a algún salame del colegio para que te saque a pasear así yo puedo salir como un pibe normal!? — Dijo Dante dirigiéndose a él.
— No, mil disculpas pero me parece que te vas a tener que perder de las elocuentes opiniones de la genia de Romina. Que lástima che.
— ¡Sos un boludo! — Dijo furioso Dante antes de irse de la habitación pegando un portazo.
— Sos un boludo. — Repitió el menor con una voz burlona.

Por fin Junior se encontraba solo en su habitación, por fin había vuelto la paz que seguro solo permanecería presente por un período corto de tiempo, así que Junior, lleno de alegría por las noticias que había recibido de la academia, se dispusó a disfrutar de cada segundo de paz que le quedaba.

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Holaaaa, ya sé que estuve re desaparecida, sepan perdonar. Voy a tratar de actualizar más seguido *próxima actualización en tres meses* ahre.
Muchísimas gracias a lxs chicxs de trasnocherxs que me ayudaron a corregir los errores antes de publicar, lxs amo mucho ❤

Diez cosas que odio de vos. [Blasnior]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora