Capítulo 12: "¿Me dejarás saberlas algún día?"

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Estaba teniendo un día agotador y mi deseo de llegar a casa y tirarme en la cama no cesaba.

Había estado haciéndole una visita a Louis, en la que lloré debido a que lo echaba realmente de menos.

Luego, decidí ir al gimnasio donde normalmente hacía una serie de ejercicios que me indicaba el entrenador.

Y por último, me pasé por el centro comercial más cercano a casa. Tenía que echar un vistazo por algunas tiendas pensando en los regalos de Navidad, en el del cumpleaños de Louis y en el de la boda de mi padre. ¡No sé de donde sacaré tanto dinero!

*******

Callendo la noche, por fin llegué a casa. Bajé del coche dirigiéndome a la parte trasera para recoger el macuto donde tenía todas mis pertenencias que llevaba para asearme en los vestuarios del gimnasio.

La verdad es que no me podía quejar de ellos. Son muy higiénicos y nunca he tenido ningún problema con nadie. Lo único que odio es que es el más caro de la ciudad, pero mi manía con la limpieza no me permite establecerme en cualquier otro.

Entré en casa y por desgracia, tan solo estaba Cloe.

- ¿Sabes dónde está mi padre? .- Pregunté sacando la ropa sucia del macuto para meterla directamente en la lavadora.

- Está visitando a tu hermano.- Me ofreció una sonrisa.

- Estaré arriba en mi habitación.- Salí de la cocina.- Y no quiero que nadie me moleste.- Me giré levantando el dedo. Advirtiéndole de que no pisara mi habitación.

Al pisar la moqueta beige de mi habitación, caí directa en la cama.

Cerré los ojos escuchando las olas. Este ruido me tranquilizaba de una manera increíble.

La gran soledad a estas altas horas de la noche en la playa abundaba.

****

El sonido de mi réloj de mano marcando las 00:00 provocó que me despertara sobresaltada. Me había quedado dormida inocentemente.

Me levanté de la cama aún adormilada dispuesta a ponerme el pijama, pero la sombra de alguien en la orilla me distrajo.

Miré fijamente a la sombra descubriendo a un chico. Iba vestido con una sudadera y unas calzonas que le llegaban hasta sus rodillas. Su pelo lo recogía un gorro burdeos de lana.

¿A quién se le ocurre correr a estas horas por la playa?

No lo sé, pero la intriga me estaba mantando y tenía que descubrir quién diablos era ese chico.

Sé que me llevaré una bronca por parte de mi padre si descubre que he salido a estas horas entre semana, por eso decidí salir por la ventana, bajando por la enredadera.

Una vez bajada la pared de mi cuarto, empecé a correr por la orilla, detrás del chico.

Hacía ruidos raros con la garganta para llamar su atención pero este no hacía caso ninguno.

- Hey.- Grité tras él, pero nada.

Acto seguido mi pierna se metió entre una de las suyas, haciendo que casi cayese al suelo.

- Eh, ¿qué pasa contigo? .- Una voz ronca salió de su garganta a la vez que se giraba.

- ¡Harry! ¿Qué haces aquí? .- Dije con cierta alegría, colocando los brazos sobre mi cintura y jadeando.

- ¿Y tú? .- Me miró de arriba abajo, comprobando que llevaba ropa de sport.

- Salí a dar un paseo, hace una noche increíble.- Mentí y el frunció el ceño.

The Secret (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora