Capítulo II: El paseo marítimo

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Dyan solía ser un sujeto nocturno ya que a esas horas estaba más tranquilo, es por ello que se encontraba a la 11:00 pm redactando el artículo para la revista "Jóvenes de hoy" acerca del hijo del alcalde de la ciudad, Steven Brand. Mientras escribía cada palabra, recordaba cada momento de la conversación, las expresiones del joven, su aroma, sus modales y su carisma. La pasión de Steven comenzaba a germinar una sonrisa en la cara de Dyan y a sonrojar sus mejillas.

De repente, se vio invadido por pensamientos más adultos, recordando el momento en el que vio al chico en traje de baño, con su piel blanca aún húmeda por la piscina, su delgada cintura, sus piernas bien formadas y su pecho ancho. Para ser un joven de 16 años, resultaba ser un adonis. Y con ese pensamiento se quedó dormido en el escritorio de su estudio, con la computadora encendida.

A la mañana siguiente, Steven como siempre, salió corriendo de casa debido a su retraso. Su papá aún seguía disgustado por las constantes llamadas de atención de sus maestros por su impuntualidad, en especial la profesora Fling, quien era la más estricta de la escuela. En las últimas semanas, Steven ha dormido muy poco debido a los constantes sueños que no lo dejan tranquilo, en los que ve a un príncipe en medio de la niebla siendo separado de su amor. Estos sueños se intensificaron desde que conoció a Theo, se convirtió en Soldier Moon y comenzó a luchar.

- Jovencito, llegas nuevamente tarde, es que ¿acaso no aprendes de tus errores? Podrías ser expulsado de la escuela a este paso – Le reprende la profesora Fling nuevamente. Esta vez Steven llegó a la escuela justo al sonar el timbre – te dejaré entrar, pero limpiarás el aula al terminar la clase. Steven resignado, aceptó la penalización.

- Lo siento mucho profesora Fling – respondió un Steven cabizbajo.

- Esa no es la respuesta del típico Steven, ¿estás bien? Pareces un extraño – pregunta la profesora con tono de preocupación.

- Oh no, en esta ocasión pienso que ha sido justa y considero que merezco el castigo

La profesora Fling vio a Steven con extrañeza, pero decidió no darle largas al asunto e inició su clase sin más preámbulo. Mientras tanto, Steven se sentó en su puesto de siempre, con Mika delante y Charles detrás, los amigos perfectos.

- ¿Y tu lonchera? – pregunta Charles con curiosidad.

- ¡Oh no! Salí tan a prisa de casa que olvidé por completo mi almuerzo. Y no tengo dinero – expresó Steven con preocupación.

- Steven, ¿cuándo dejarás de ser tan distraído? – le reprendió Mika con su tono de adolescente adulta – puedo darte parte de mi almuerzo, pero sé que comes como un cerdo, así que no te llenarás.

- ¡Oye! Sí, soy un cerdo, pero soy un cerdo decente.

- ¡Jóvenes! ¿Está muy interesante su tertulia? – pregunta la profesora Fling al darse cuenta que el trío no está prestando atención – a ver señorita Phelps, si estaba prestando atención, ¿podría decirme con cuántos gigantes peleó Don Quijote de La Mancha?

- Con ninguno profesora, pues, los supuestos gigantes, realmente eran molinos – contestó Mika con voz de chica inteligente.

- Oh, veo que si estabas prestando atención, lo siento señorita Phelps – respondió la profesora con voz seria.

- En realidad mi padre me lo leía cuando era niña – volteó a ver a Steven y a Charles a decírselos en un susurro.

El resto de la mañana transcurrió con total normalidad en la escuela, al llegar la hora de almuerzo, el estómago de Steven rugía como un tigre encerrado en una jaula

- Voy a morir – decía Steven mientras hacía puchero.

- Eres una nena, en definitiva – respondió Charles, poniendo los ojos en blanco.

Soldier MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora