13

89 12 1
                                    

Decidí poner un stop cuando me estaba bebiendo la tercera copa. No quería estar demasiado borracho, aunque ya de por sí lo estaba. Joel se encontraba a mi lado, él me había dicho que parase varias veces pero yo había replicado como una cría.

Lo mire y sus ojos me atraparon por infinita vez en esta noche. Su pelo estaba más revuelto que antes y sus labios estaban secos. Al parecer se mantenía sobrio (no se si por cuidarme o por el hecho de que tiene que conducir. Me gustaría pensar que por lo primero)

Me miraba con una ceja alzada, cruzó sus brazos y me removi en el asiento, aburrido.

-Vamos a bailar.-Lo cojo del brazo, pero antes de bajar de mi asiento él me para.

-¿No has tenido suficiente baile por una noche?-Pregunta divertido. Lo ignoro y le hago un puchero. También le pongo ojos de cachorillo, sé que funcionará.-Vaaamos.

Asiento entusiasmado y lo conduzco hasta la pista de baile. Ya he pillado esto. Le pongo sus manos en mi cintura y enredo mis manos en su cuello. Hacemos como la anterior vez, nos movemos a un ritmo frenético.

Atrapo mechones del pelo de su nuca y los retuerzo en mis dedos. Lo cojo por sorpresa ya que que él se estremece un poco. Lo descubrí. Encontré el lugar, su punto débil.

Le sonreí inocentemente para que no descubriera mis pensamientos. Seguí con las manos metidas en su cabello castaño y dando un pequeño masaje en su cuero cabelludo. Vi como cerraba los ojos y el ritmo de nuestro baile disminuyó. Apoyé mi cabeza en su hombro y me dejé llevar.

(*)

Levanté mi cabeza, que pesaba demasiado. Aturdido pase el brazo por mis ojos. Mire a todos lados y me incorporé en la cama. Cama desconocida. Me puse alerta de inmediato y pegue un salto. Pero me detuve cuando mi cabeza latio fuerte. Menudo dolor de cabeza.

La habitación en la que me encontraba era mediana. Ni muy grande ni muy pequeña. Estaba ordenada, a excepción de la cama, desordenada por mi. Había medallas colgadas de unos estantes donde había libros colocados perfectamente. Un escritorio enfrente de una ventana y una silla mullida.

Camine y tome en mis manos las medallas y con los ojos aun cerrado alcance a leer:

《Atletismo》

¿De quién serán? ¿Y por qué estoy en una habitación ajena? ¿Que hice anoche? Más preguntas a las que tenia que responder. Me senté en el borde de la cama y reflexioné.

Anoche estaba en una fiesta y recuerdo beber copas de más y bailar con Joel... Oh no.

Terribles pensamientos me inunda en segundos y tengo que obligarme a alejarlos para no marearme más de lo que ya lo lo estoy en este momento.

Decido salir de esta agobiada habitación y bajar las escaleras. Cuando intento buscar a alguien en esta casa, extraña. Entro en lo que parece ser una cocina y me encuentro una figura femenina concinando mientras tararea una canción. Creo que me escuchó porque se gira y me regala una sonrisa. Me sonrojo de inmediato al ver como me mira la extraña.

-¡Erick!-Chilla la señora.-¡Que guapo estas, hijo!

¿De que me conoce?

-Perdone... pero, ¿de que me conoce? -Digo cohibido.

-Mamá, te he dicho que no lo atosigues.-Una voz irrumpe en la cocina y no deja que la mujer me responda.

Joel se posiciona delante de mi. Sorprendido abro la boca.

-¿Pero que...?-Empiezo pero no acabo la frase.

-Te lo explico luego.-Dice él.-Siéntate.-Me indica con una sonrisa.

Todavía no se que hago aquí.

-Recuerdo cuando tenias apenas 2 años. Ese pelo negro tan bonito que tenias cuando lo llevabas todo despeinado...-Habla la mujer. La mama de Joel.

La mire extrañado. Habla como si me conociera de toda la vida. Y no la recuerdo.

-También recuerdo cuando con 3 años te gustaba corretear por el jardín desnudo, que adorable.-Me quedé congelado. ¿Por qué cuenta todas estas cosas?

Que verguenza.

Sonrojado miró a Joel y esté me devuelve la mirada con una ceja alzada. Después se muerde el labio sensualmente y me tengo que obligar desviar la vista para no explotar de lo rojo que estoy.

el mejor amigo de mi hermano [ADAPTACIÓN JOERICK] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora