Capítulo II: Encuentro

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Raramente, no había oscurecido ni un poco desde que me desperté, a pesar de que eso había sido hace ya rato, tenía los labios paspados, y mi piel ya había pasado a ser un tono más ocre, debía seguir, pero no sin antes sacarme el montículo de arena que se había estado acumulando en mis zapatos. Se senté, y me saqué el izquierdo, mientras caía la arena escuché el mismo silbido irregular que antes, pero esta vez era tan fuerte que hizo que me pare de un salto. Miré hacia atrás en busca de lo que producía ese sonido, pero no había nada más que montañas de arena, miré hacia adelante y solo había más de lo mismo. Por unos segundos el sonido cesó, durante ese tiempo estuve expectante, girando la cabeza a hacia todas direcciones cual esquizofrénico... Hasta que volvió acompañada de una concentrada brisa proveniente de detrás de mí nuca, sentí que había algo justo detrás de mío. Giré lentamente, había pensado que iba a haber alguien detrás de mí, cual película de suspenso mala de los 80. Lo que vi era peor, me hubiese gustado que sea como la película mala. Visualicé que algunos de los hexágonos color celeste que conformaban la clara cúpula se desvanecían, dejando un agujero inmenso, por el cual se asomó un ojo gigante y extraño, parecido al de un humano, a diferencia de la ausencia de una esclerótica, y que el iris se extendía por todo el ojo menos en la pupila. El ser, me quedó viendo durante los segundos que me quedé pasmado, pero quitó el ojo cuando eché a correr... Sentía tanto miedo que de repente creí poder llegar al siguiente hexágono a ese ritmo si seguía corriendo durante una media hora más.

Decidí no parar hasta caer muerto, pero no fue necesario tal martirio, el ser produjo nuevamente el sonido que antes me había hecho pensar que estaba alucinando. Paré de golpe, inconsciente de mi parte, podría haberme dado un calambre... Me di cuenta de que los silbidos eran un llamado, anteriormente no lo había interpretado. Me di la vuelta esperando el ojo nuevamente, pero esta vez me encontré con algo que parecía un tentáculo absurdamente largo, tal magnitud hacía que llegara desde la cúpula hasta unos centímetros de mí. El ser me ofrecía una cantimplora, lo lógico sería no aceptar, pero no me cabía la duda que iba a morir si no lo hacía. Con un poco de asco, desenrollé su delgado tentáculo y tomé el agua desaforadamente. "Ser" sacó su brazo y los hexágonos reaparecieron

Para ese momento ya me había dado cuenta que no estaba solo, uno o más seres se encontraban fuera de la esfera, y al parecer no quieren que me muera tan rápido. Pensé que así sería el resto de mi vida, "Borja, el hámster de unos bichos gigantes".

Aquats: Catalizadores evolutivos.Where stories live. Discover now