Ya estaba acostumbrada a levantarme temprano, leer un poco mi Biblia para después dedicarme a mi misma y a mis asuntos.
Pero ahora me levantan las náuseas en las madrugadas, el cansancio que sentía antes no se asemeja al que siento ahora, dormir era lo que quería hacer todo el día.
El plato con frutas estaba delante de mí, quería comerlo, pero sabía que esa delicia se iría mas rápido de lo que llegó, al baño. Cogí el tenedor y pinché una manzana, cuando lo lleve a mi boca y pude sentir su sabor dulce, mi estómago pidió por mas, o mas bien mi bebé.
La fruta había desaparecido de mi plato poco a poco, el yogurt se estaba acabando de mi vaso. Di el último trago cuando lo que más temía pasó. Sentía como subía por mi garganta de nuevo la fruta que acababa de comer.
Camine hacía el lavadero de mi cocina, y por fin pude devolver libremente. Por poco no llego. Enjuagué mi boca, fui por los trastes y los lavé también.
Quería estar estos nueve meses sola, pero mi madre vendría a ayudarme los últimos meses. Mis amigas vienen a visitarme todos los días desde que se enteraron de mi estado. No es que sea malagradecida con ellas, pero a veces es algo cansado tener que escucharlas repetir lo mismo. Había tenido una amenaza de aborto y tuve que estar en cama casi un mes entero.
Ahora a mis tres meses ya no había amenaza y según las ecografías que me hice hace poco, mi bebé está bien. Solo tenía que seguir cuidándome y comiendo sano.
Estaba recostada en mi cama, revisando Instagram, le daba corazón a algunas públicaciones, entre ellos dibujos, fotos, ediciones, videos, etc.
También me mencionaban en algunas páginas donde opinaban sobre la relación que tuve con el padre de mi bebé durante unos meses. Unos meses donde fue concebido el mayor tesoro que tengo. Leí la publicación de Justin y aunque si sentí algo de celos (y dolor), si eso era lo que él quería estaba bien, yo no era nadie para meterme en su relación y futuro matrimonio.
Sentí un olor exquisito, sabía quien era, me puse las pantuflas y seguí, como caricatura de perro, el olor que me hacía agua la boca. En las escaleras mi estomago gruñó. Ya era hora de comer.
Llegó tu abuela Pattie, bebé.
Ella era de las personas que me habían apoyado. Me ayudó los meses que estuve en cama y me preparaba la dieta que me recetó el especialista. Ella era un Ángel.
¿Cómo se había enterado? Pues ella un día se presento en casa, justamente los días que estaba en cama. Francia la había hecho pasar después de preguntarme a mi si estaba bien y obviamente le dije que la hiciera pasar. Pattie entró y lo primero que hizo fue abrazarme, estaba con lentes y bien cubierta, hablamos un poco y le conté lo que había pasado con su hijo, ella solo me escucho antenta y sin preguntar nada. Cuando acabe ya estaba hecha un lío.
—Oh, cariño. Tal vez esta vez fue lo mejor, los dos se aman, si. Pero ahora lo importante es que tu estes bien y que estes bien en tus lazos familiares. — estaba a mi lado, abrazándome. Ella sobaba mi cabello y yo seguía derramando lágrimas.
Mi teléfono sonó, avisando que llegó una notificación, mi pantalla se prendió y se vió la imágen a blanco y negro que proyectaba mi primera ecografía. Volteé a ver a la mujer a mi lado, sus ojos abiertos y su boca.
— Estas embarazada. — afirmó. Asentí mientras agarraba mi teléfono y prendía de nuevo la pantalla, le mostré la foto mejor y vi sus ojos cristalizarse. Así como los míos cuando vi por primera vez a mi hijo. Solo se notaba un pequeño puntito, y en la esquina venia mi nombre. — Él no lo sabe ¿Verdad? — negué. No quería que se él viera atado a mí. — ¿Se lo vas a decir?.
— No lo sé... — ella solo suspiró.
Desde ahí ella me había acompañado, se había vuelto en la madre que tenía lejos y ahora con tres meses de embarazo se que tengo que decirle a Justin. Dejándole claro que no quiero que suspenda sus planes por el bebé, aunque sé que tampoco lo haría.
— ¡Eso huele delicioso! — exclamé cuando llegué a la cocina. Pattie estaba ahí sirviendo algo de comida en los platos. Le di un beso en la mejilla y me sente en la barra, la mesa es muy grande para nosotras solas.
— Te hice algo especial esta vez, necesito consentirlos de vez en cuando. — dejó los platos en la barra, oramos por los alimentos y comencé a comer el platillo.
Estábamos hablando de la ecografía que había tenido hace poco, nos imaginábamos como iba a ser el bebé y demás cosas. El timbre de la casa sonó. Varias veces. Pattie fue a abrir, ella no quería que me mueva mucho aunque le dijera miles de veces que estoy bien.
Ya se había demorado mucho. Ya había terminado de comer, lavé el plato y tapé el de ella para que los mosquitos no molestarán.
Ella estaba parada frente a un hombre, que estaba tapado hasta el cuello.
—Mamá, te lo pregunto de nuevo, ¿Qué haces aquí?.
Justin...