Llegué corriendo al hospital buscando a Ezra por todos los lados, pero no lo encontraba:
-Perdona- me acerqué al mostrador- Han traído a...
-¡Jade!- me volví justo a tiempo de ver a Ezra corriendo hacia mi- Por fin llegas- asentí.
-¿Dónde está?- su mirada cambió- ¿Qué pasa?
-La enfermedad ha aumentado- respondió este- Le queda poco, Jade- corrí enseguida a un asiento- ¿Jade?
La miré sin saber que hacer. El mundo se derrumbaba a medida que daba pasos hacia el derrumbe de mi vida:
-¿puedo verla?- asintió.
-Habitación quinientos treinta.
Asentí levantándome. Era hora de tener un encuentro con lo que tanto había odiado estos años. Una ira que desapareció nada más observé aquel lugar y como mi madre, postrada en una cama, esperaba la muerte. Una muerte que deseé que le llegara, pero nunca de esta manera.
Me acerqué a ella lentamente, casi me daba miedo acercarme a tocarla, pero la niña que una vez creció cuando sintió el abandono de su madre, volvía a mi de nuevo. Era hora de reconciliarme con mi pasado.
TORI
Después de la charla con papá, me había quedado peor de lo que en realidad había pensado que me quedaría. No muchos días piensas que te alegrarías por la felicidad de tu padre si esta consiste en que le ha puesto los cuernos a tu madre. Tenía la necesidad de hablar con alguien, pero, ¿con quién?
Mamá no podría ser, puesto que ya tenía la sospecha de que podría ser verdad, darle con la verdad en la cara, podría ser la muerte de ella. Ya tenía suficiente por ahora. También estaría Trina, pero si era verdad el embarazo, ya tenía suficiente.
Miré el teléfono, solo había una persona la cual también sabía el secreto. La necesitaba. Marqué el número esperando que estuviera dispuesta a ello, escuchar su voz y que me relajara:
-¿Diga?- esa no era su voz.
-Perdona- solté con voz nerviosa- ¿está Jade?
-No- respondió una voz femenina al otro lado- Se marchó. Se olvidó su móvil aquí. ¿Es algo importante?-recordaba aquella voz, pero no sabía de qué.
-No, tranquila.- acepté.
-¿Quién le digo que llamó?- abrí mi boca, pero no pude, colgué enseguida.
¿Para qué decirle? Seguramente sería la chica aquella que apareció con ella en la discoteca. Hubiera sido peor que le dijera algo así. Sería mejor que lo dejara tal y como estaba. Me estaba involucrando demasiado con Jade otra vez. Juré y perjuré cuando rompimos que me olvidaría de todo y estaba volviendo a caer en el mismo juego otra vez. Y esta vez, las dos volveríamos a salir perjudicadas.
-¡Tori!- la voz de papá me sacó de la ensoñación- Te llaman, desde el principal.
-OK- observé el grande, ¿quién sería?- ¿Diga?- pregunté cogiéndolo.
-¿Tori?- Ezra.
-Mr. Fitz- la costumbre- ¿Qué ocurre?
-Por favor, llámame Ezra, lo sabes- reí.
-Ok, Ezra. ¿Qué pasó?
-Es... sé que Jade fue a contarte lo de mamá- me quedé sin habla- y sé que eres la única que puede contenerla en este momento.
-¿En este momento?
-Mamá recayó más fuerte. Le quedan pocos días y Jade le dio el bajón- empecé a recoger las cosas antes de que me dijera nada- Ven, por favor.