Capitulo 12

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TORI

Me había hecho un lio con las sábanas de tanto dar vueltas en la cama. Mi cabeza estaba llena de recuerdos y enfrentamientos que me estaban volviendo loca. Solo sabía pensar y pensar y mientras, el reloj me enseñaba como las horas iban pasando y no conseguía dormir. La verdad es que me estaba empezando a impacientar y, antes de que me pusiera peor, me levanté y me puse en la ventana a observar la calle.

Era bien entrada la madrugada, por lo que no se veía ni una sola alma por aquel lugar. Una farola que iluminaba la esquina de la calle se dibujaba en frente mía como si de un cuadro se tratase. Intenté bloquear los recuerdos que volverían a mí, pero mi mano no pudo si no dirigirse al tatuaje. Hacía tiempo había pensado en borrármelo, pero siempre, entre una cosa u otra, terminaba de nuevo dejándolo. En dos años que tuve la oportunidad de quitármelo, nunca lo hice. Supongo que era verdad, jade se había quedado en mi piel.

Suspiré cuando el ruido de un motor me alentó. Un coche azul, estilo escarabajo se había ido parando lentamente hasta parar en frente de casa. ¿A las 4 de la mañana, quién podría ser? La verdad es que pensé en meterme en la cama bajo las sábanas y esperar que no fuera nada. Ya nos habían intentado robar varias veces, no tenía ganas de presenciar otro; aunque la idea se fue cuando observé quien se bajaba del coche: Cat. Esta se volvía hacia el conductor y tras unas palabras, el coche dejaba el lugar. ¿Qué haría Cat a estas horas en mi casa? Bajé en su encuentro antes de que mamá, papá o Trina se levantaran.

Asique bajé a abrir, cuando Cat saltó del susto:

-Dios, Tori, no te esperaba- respondió esta con su mano en el pecho.

-Lo siento si te asusté- reí- ¿Qué haces tan tarde en mi casa?

-Sé que es tarde, pero, ¿podemos hablar?- la observé- por favor- sé que lo tenía que haber pensado antes, pero asentí sin pensármelo.

Habíamos estado separadas por casi dos años, no quería volver a separarme de ella:

-Sí, claro, pasa- le indiqué bajando el volumen- Vamos a mi cuarto, será mejor- asintió cerrando la puerta tras de sí.

Subimos poco a poco y en nada, nos encontramos de nuevo en mi habitación. La verdad es que se sentía raro volver a estar con ella allí. Casi no recordaba la última vez que Cat vino a dormir a mi casa. La había extrañado, y mucho:

-¿Y bien?- pregunté sentándome en mi cama.

Esta me miró y corrió a sentarse conmigo frente a frente en la cama. Casi parecía que me iba a decir una mala noticia con la cara de hablar en serio que puso:

-Yo....-suspiró- Toma mejor- metió la mano en su bolso y sacó lo que era una carta- Léela, por favor- la miré.

La verdad es que tenía miedo, pero solo pude asentir y cogerla. Reconocí enseguida la manera en la que estaba escrita: "para Tori". Esa letra solo podía ser de una persona. Volví de nuevo mi mirada hacia Cat:

-Cat...

-Léela primero, ¿ok?- suspiré, pero asentí.

-Está bien- rompí el sobre poco a poco y saqué la carta empezándola a leer con voz temblona- "Es el momento de escribirte lo que nunca fui capaz de decirte, aunque sea tarde, escribir lo que ha sucedido en una carta que no te voy a mandar.- era como leerla con su voz en mi cabeza. Respiré hondamente, un nudo se estaba empezando a formar en mi estómago que no me dejaba respirar- Que no vas a recibir nunca. Que como tu me enseñaste, cuando acabe de escribirla la quemaré, los sentimientos se pondrán a arder, y ese dolor, cómo era... ¡Ah! Sí, ese dolor no se te queda tan dentro. Esta vez solo quiero ser claro, sería una imbécil si no gritara que me he equivocado, desde el principio, contigo. He intentado avanzar sin apartar antes las cosas que lo impedían, agarrado al pasado, mirando para atrás, queriendo olvidar pero sin parar de recordar, empeñado en quedarme ahí. ¿Qué locura no? En medio de un lado y del otro, sin perdonar, sin perdonarme, sin avanzar. ¿Dónde está el secreto del futuro? Puede que esté en fijarse bien, en avanzar, mirar más cerca. Más. Tan cerca que lo borroso se vuelve nítido, se vuelve claro. Solo hay que dejar que las cosas pasen. Y ahora lo tendría claro. Aunque ya no depende de mí.-Paré por un momento.

TENGO GANAS DE TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora