Un ardor en su mejilla comenzó a hacerse presente. Este aumentaba con el paso de los segundos, ¿qué sucedió?
La mayor no podía creer lo que había hecho aquella linda chica que tantas veces le había jurado su amor eterno.
—Pero, ¿q-qué…? —susurró Grecia, tocando su mejilla suavemente.
Ésta ardía. Y mucho.
—¡¿No has tenido suficiente de mí, ya?! —gritó frustrada Madison— ¡¿No estás cansada de toda esta mierda, Grecia?!
La mayor pensó en silencio unos cuantos segundos.
—Nunca —respondió secamente, mirando con melancolía sus ojos.
Tan fríos y misteriosos como siempre, tal cual como el día en que decidió hablarle.
—Agh, te… ¡te odio! —exclamó entre lágrimas.
Su sombra se perdió entre la densa neblina. Su pequeña y delgada imagen se perdió entre el camino y los árboles dejando caer sus hojas.
《Ojalá su recuerdo en mi mente lo haga de igual manera》—pensó Grecia, abrazando sus piernas.
Esta vez, Madison se había ido para siempre, la ojimarrón no había hecho nada para detenerlo, aún sabiendo que jamás la podría volver a tener entre sus brazos.
—Fui una tonta.
[…]
—¿Dónde está Madison? —cuestionó el pelirrojo, tomando asiento frente a la teñida.
Esa tarde, ambos jóvenes acordaron estudiar en la casa de la latina.
—Ella se fue.
No levantaba su mirada de la libreta donde dibujada garabatos absurdos sin sentido y sin explicación aparente.
Tratar de estudiar con un compañero de su clase cuestionando qué le sucedió a aquella chica con la creía pasaría el resto de su vida, no era nada fácil.
El dolor y arrepentimiento se mostraron fácilmente en sus palabras.
La chica ya llevaba varios días en ese estado, y es que, después de tanto tiempo y tanto daño, descubrió que todo tiene un límite.
Madison ya no la perdonaría.
Madison ya no volvería.
Madison ya no era su novia.—¿Y cuándo volverá? —replicó abriendo un libro.
—Nunca —rápidamente se levantó de su silla.
[…]
—¡¿Por qué no puedo enamorarme?! —gritó la azabache frente al vacío de la habitación.
—El amor no es para ti —el propio eco de la habitación a veces era deprimente.
Cada vez que la pequeña Madison se adentraba en su habitación, una ola de emociones negativas con dolor y sufrimiento la abrumaban. Se metía a su tumba lentamente.
—Es molesto… —susurró tomando las tijeras—, aún cuando la odio por todo el daño que me hizo… —las dirigió a su muñeca—, ¿por qué estos sentimientos no los puedo… simplemente arrancar de mi pecho? —levantó su mirada. Frente a ella había un espejo; pudo verse. Pudo ver su rostro pálido, sus ojeras, sus lindas pequitas, y su largo cabello oscuro y negro como el carbón… aquel que Grecia amaba peinar y tocar.
Soltó las tijeras y se tiró en el piso; ocultó su rostro entre ambas manos y respiró profundamente.
Miles de recuerdos pasaron frente a sus ojos: sonrisas, caricias, lágrimas, suaves momentos de silencio con la cálida compañía de la otra; junto a esa extraña melancolía venían los malos pensamientos, ¿qué era todo aquello que aún la mantenía sujeta a Grecia?
Su relación siempre había sido destructiva; ninguna de las dos nunca supo qué era lo que quería, sus sentimientos nunca fueron claros, se lastimaban mutuamente. Eran muy inmaduras para tener una relación estable.
—¿Qué... qué mierda me pasa? —se preguntó a sí misma, observando sus manos. Tenía lágrimas en ellas..
—Tu cabello es muy suave, Madi —decía la peligris.
—Oh, gracias. Lo cuido mucho —sonrió en respuesta.
—Se nota —rió—. En serio pareces una princesa. Eres muy bonita.
N/A:
Hey, cuánto tiempo, ¿no? Actualizar seguido no es algo que se me de muy bien a decir verdad jajaja.
Eh, bueno, realmente no sé qué es lo que escribí, sólo lo hice un día que estaba un poco -demasiado- mal, y bueh, es lo que salió de andar escuchando 24/7 'Cut my hair' :'v
Quería terminarlo algún día pero tampoco quería dejar esto sin actualizar sjsjsjs
En fin, espero no te haya dado cáncer visual al leerlo ¯\_(ツ)_/¯
Bai, bai, Butties~.
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Tabasquito's Trash
PoetryCosas un tanto personales que me gustaría compartir con los demás :)