b r i d g e

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Cada suspiro que lanzaba, era aún más pesado que el anterior.

Su perfil mirando el horizonte, hacia donde el sol se ocultaba para darle paso al farol de los enamorados. Sus manos en la barandilla, estaban cerca de las mías. Poco a poco, me acerqué, nuestros hombros chocaron.

Sorprendido, volteó a mirarme, sonreí nerviosa.

—Déjame solo —dijo él.

—Acepta mi corazón —respondí.

Se dio la vuelta para irse y en el último segundo, me dio una mirada.

—No, espero que él acepte el mío —susurró y se fue.

Tabasquito's TrashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora