- Tienes razón. – susurró ella, esta vez con la voz temblorosa. Odiaba discutir con Lay. Ambos tenían un carácter muy fuerte. – has lo que quieras, si tanto te jode tenerme aquí… mañana mismo me voy…
- No es eso… - esta vez sí le dieron ganas de ir por ella. De abrazarla. De mantenerla a base de besos y caricias. - me encanta que estés aquí… pero no que te portes como hoy en la cena…
- ¿Y tú qué? Te la has pasado mirando a Sara toda la noche. Dime si es que te pasa algo con ella Lay … porque ella estaba a punto de desnudarse cuando la mirabas.
- Le gusto. Pero ella a mí no.
- Sí claro.
- Te lo digo enserio. Solo que… joder… - se quejó. – ahora está más grande.
- Mnh…- dijo ella. Sin darle importancia. Se volteó para darle la espalda de nuevo.
- Oye…
- ¿Qué? – respondió fría.
- Te amo princesa… - movió su cuerpo hasta el de ella. Hasta que sus manos quedaron atrapadas entre sus curvas y su torso quedo pegado a su fina espala. ______________ esbozó una sonrisa.
- Duerme ¿sí?…
- No, enserio… te amo… - le besó una oreja, ella se estremeció. - ¿me perdonas?
- Mañana te digo.
- Yo ya te perdone. – le besó suavemente el cuello. Mientras ella sentía una gran oleada de lujuria recorrerle el cuerpo. - ¿de verdad tienes sueño?
- Sí… - gimió. Lay se imaginó ese gemido en otro tipo de situación.
- Vaya… - la apretó contra su cuerpo, _______________ se volteó, esta vez más cariñosa con él, se acurrucó entre su cuerpo, quedándose poco a poco dormida. – yo no.