-Niños, vengan, ¿Querían decirme algo verdad?
Ted, lisa, y John se sentaron alrededor del animado pero longevo sillón marrón del abuelo, procurando sentarse cerca de la gris y polvorienta chimenea, para que el calor los abrasara como cuando uno entra en una casa calefaccionada, de modo que no siente calor ni frio, sino una tibiedad que reconfortaría al más neurótico de los esquizofrénicos...
-Abuelo! ¡Abuelo!, ¿queríamos preguntarte algo... nuestros padres murieron hace tiempo, y nunca les pudimos preguntar a ellos, dime abuelo, como conociste a la abuela? - pregunto el joven y ansioso ted, agarrándose nerviosamente de su overol azul
- ¿estás seguro de querer escuchar esa historia?, no es muy interesante, pero bueno, si quieren les cuento...
-Si abuelo, por favor- dijeron los tres jóvenes al unísono
Lo recuerdo como si fuera ayer... era un viernes, como yo estudiaba y no tenía amigos, pasaba horas y horas encerrado en una linda y escondida biblioteca en la zona central de Londres.
Recuerdo que llovía, entonces, antes de entrar, limpie mis zapatos (Que por desgracia eran nuevos... se les quitaría el barnizado que resaltaba ese negro azabache) en una simpática alfombra que contenía una broma que decía "bienvenido... excepto si es el de la renta", siempre me pareció una broma muy tonta, pero por alguna u otra razón siempre me daba gracia...
-Y luego?, ¿Qué paso abuelo? - pregunto John interrumpiéndolo
-espera, ya llego a esa parte
Luego entré, aunque apenas era más grande que una casa normal, parecía enorme, rodeada de libros con fundas de cuero, el color blanco y marrón inundaba el ambiente, sus mesas de roble barnizado desprendían una fragancia a madera recién cortada, como la que desprenden los arboles cuando hay lluvia.
Luego de quedarme embobado con la belleza del lugar, me dirigí a tom, el bibliotecario, era un señor alto, de ojos negros, tan negros y oscuros como la noche del solsticio de invierno, que me miraba de reojo mientras se arreglaba su camisa, blanca y suave como el sedal de una tela de araña recién fabricada... me miro y me dijo
- ¿Dígame, que necesita?
-Necesito un libro de una autora muy conocida, pero solo conozco su seudónimo
-pues dígamelo, veré si lo reconozco
-creo que se ha presentado en foros como Rosehs y con unos números adelante, es sobre dos chicos que se enamoran... lo conoce?
. aahh... haberlo dicho antes- dijo el lúgubre bibliotecario chasqueando los dedos –habla de "Mi peor desastre" verdad?
-Ese mismo, gracias por su ayuda, ¿me lo prestaría durante unas horas?, he visto su reseña en un periódico de nueva york, y realmente me gustaría leerlo
- Claro, tranquilamente puedo prestárselo, mientras lo cuide todo estará bien, eso sí, no le haga marcas ni lo escriba por favor, son los únicos ejemplares que tengo, los libros de esa autora son muy valiosos y caros..., ah, casi me olvido, le ha faltado renovar su inscripción, serán 40 euros esta vez
-Es un poco caro, pero realmente lo vale, usted cuenta con una muy linda biblioteca, acogedora, que lo hace sentir a uno como si estuviera en su cama, seguro, confortable...
- ¿Así que conocías desde hace tanto tiempo al abuelito tom? - le pregunto lisa, (Que insistía en llamar "abuelo" a cada persona mayor a 50 años), acariciando su suave y tersa cabellera rubia.
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"La chica de los libros"
RomanceUn longevo abuelo contando sus memorias a sus nietos al calor de la chimenea, un romance... Un joven habitante de la ciudad de Londres se choca con una bella muchacha en su biblioteca de confianza..., luego, el no puede parar de pensar en esa chica...