[001]

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[🌻]

ocho años~

Dani lanzó el manga al suelo con rabia, movió aquellas sondas colocadas en su nariz por la molestia que estaban causando y el ardor que se estaba intensificando en el inicio de la fosa nasal.

— Dani tienes que comer — la niña negó girándose a su costado dándole la espalda a su madre.  Soltó un suspiro derrotada de insistirle a su hija — Me voy al trabajo, te quiero mucho pequeña — unió sus labios en un suave beso proporcionado en la cabellera azabache de su hija, para luego marcharse dejándola completamente sola.

Tenía un revoltijo de emociones, entre ellos la tristeza, el enojo, el miedo; escuchó a sus padres conversar sobre su salud y el riesgo de mantenerla en el colegio. Ella no quería dejar a sus amigos, no quería estar atrapada en las cuatro paredes de su casa y el hospital. Todo era culpa de su descuido, con sus cortos ocho años ella ya sabía las cosas que no podía realizar, sin embargo fue tan tonto de su parte querer jugar a las atrapadas con los niños de su clase, los niños más veloces que ella conocía eran como Flash ante sus ojos y querer ser como ellos era una meta casi imposible.

Tomó una bocanada de aire y miró a Kuko entre sus pequeñas manos, el borreguito que su mejor amigo le regaló el día de su cumpleaños.

— Padre ya te dije que estoy muy enfermo, necesito urgentemente ser instalado en esta habitación.

El pequeño señaló la habitación 25F, su padre sabía que él estaba mintiendo como siempre, era un niño muy sano que extrañamente se enfermaba. El mayor hizo un ademán con su mano dejándole entrar, después de todo ser hijo del doctor tenía sus ventajas.

Entró con pasos silenciosos cerrando la puerta con cuidado detrás de si, miró el pequeño bulto en la camilla que parecía no moverse asustando al castaño, corrió hacia la camilla y se subió con dificultad por culpa de sus débiles brazos y piernitas tan cortas. Cuando logró su objetivo, se recostó en el lugar libre y se cubrió con las mantas.

— Dani, te extrañé — el pequeño sonrió puramente, tomó las mejillas de su amiga entre sus pequeñas manos y con sus pulgares limpió las lágrimas que se escapaban de sus ojos marrones — No llores más, Jungwoo ya está aquí.

Dani abrió sus ojos con suavidad encontrándose con los de Jungwoo, con su hermosa sonrisa que tanto amaba ver. Dani amaba la sonrisa de Jungwoo por muchas razones, entre ellas era porque le alegraba y le causaba paz con tan sólo verla.

Jungwoo jaló a Dani rodeándola con sus bracitos y la abrazó reconfortándola para que así dejara de llorar.

Amaba tanto a Dani y ella lo amaba tanto a él.

Sorbió su nariz que ahora se encontraba roja al igual que sus mejillas y sus ojos causándole una risita a su amigo por lo graciosa que se veía. Ambos salieron por fin de las mantas estirando sus cuerpos.

— Jungwoo, estoy aburrida — abrazó fuertemente a Kuko y el castaño acarició su barbilla pensando en algo.

— Espera aquí — corrió fuera de la habitación y a los minutos regresó con sus bracitos escondidos detrás de él.

— ¿Qué traes?

— ¡Ta-da! — Dani aplaudió cuando el castaño reveló una bolsa de colores.

Dentro de la bolsa habían botes pequeños de plastilina de todos los colores existentes, Jungwoo y Dani adoraban hacer figuras con la masa de colores.

Se mantuvieron en la camilla, ya que Dani al estar con las sondas que le proporcionaban oxígeno le quitaba la posibilidad de desplazarse por la habitación.

Ambos niños parecían estar muy concentrados en la formación de las figurillas ajenos a su exterior. Jungwoo sonrió extensamente al terminar su obra de colores, alzó su mirada hacia Dani.

— Dani — comenzó, la aludida alzó su mirada encontrándose con la de Jungwoo — ¿Te quieres casar conmigo? — estiró su mano mostrando el pequeño anillo hecho de plastilina.

— Pero Jungwoo, aún somos muy pequeños... mamá dice que cuando se casan deben ser adultos y se dan muchos besitos — el castaño hizo un puchero.

— Pero si yo te doy muchos besitos y no te quejas, así que ya nos podemos casar — su sonrisa regresó a él y Dani pareció pensarlo.

— Tienes razón pero... se besan en la boca y eso es asqueroso.

— Bueno, pues nos casamos cuando cumplamos los dieciocho— Dani asintió con rapidez con una sonrisa tirando de su rostro — De mientras, este será el anillo de compromiso así que no quiero que aceptes los besitos de otro niño — Jungwoo tomó su mano colocando el anillo con cuidado para evitar que se rompiese.

La voz de Jungwoo era tan dulce y suave que le hacía recordar a los algodones de azúcar, Jungwoo siempre intentaba de ser cuidadoso cuando se trataba de Dani, después de todo era la única niña que quería y que siempre estaría en su corazón. Su padre le explicaba los cuidados que tenía que tener con su mejor amiga, es por eso que él siempre era tan precavido la mayor parte del tiempo.

— Te las quedas — tocó a su amiga con el dedo en un indicio de jugar a las atrapadas con ella. Dani rió y se deshizo de la sondas de su nariz.

Corrió hacia Jungwoo con dificultad saltando por los muebles de la habitación.

— No me atrapas — canturreó.

Dani sentía sus piernas tan pesadas debido al poco ejercicio que realizaba, o eso creía ella. Corrió hacia al castaño a toda la velocidad posible soltando carcajadas que hacían eco en la habitación, Jungwoo hacía muecas divertidas que incrementaban la gracia en la pelinegra.

— Eres muy lenta Dani.

— ¡Voy por ti!

De un momento para otro sintió una opresión fuerte en el pecho haciéndola caer de rodillas, colocó su mano en el lugar afectado intentado estabilizarse, sin embargo el dolor se hizo mayor sintiendo como el aire le comenzaba a faltar. Sus mejillas ardían y comenzaba a entrar en pánico por cada bocanada de aire que daba.

— ¡Dani! — Jungwoo corrió asustado abrazándola por los hombros. Las lágrimas en Jungwoo salieron disparadas al ver a su amiga toser sin parar sintiéndose asfixiada— ¡Ayuda! ¡Alguien ayúdeme!

Colocó  su mano en el pecho de su mejor amiga sintiendo su corazón latir demasiado rápido. Su labio inferior temblaba y el nudo en su garganta le dolía tanto. No podía evitar sentirse culpable.

— Dani perdón, perdón. Esto es mi cu-culpa — los ojitos acuosos le nublaron la vista, su voz se quebró por cada palabra que intentó formular.

— J-Jungwoo n-no — un equipo de enfermeras entraron con rapidez tomando a Dani entre sus brazos.

— ¡Dani! — gritó al ver que se marchaban junto a ella. Cubrió su cara con sus pequeñas manos rompiendo en llanto.

No dejaba de culparse, él era el causante del ataque de su amiga, él solo le causó daño.

— No llores hijo, ella estará bien — su padre levantó a Jungwoo abrazándolo fuertemente.

Sollozó con más fuerza y miró a su padre.

— N-no quiero que Dani se vaya de mi lado.

El padre y doctor de Jungwoo sonrió con nostalgia y acarició la mejilla de su pequeño.

— Ella estará contigo toda la vida.


just u ➳ jungwoo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora