Sexta confesión.

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Me perdí en tus ojos,
me enamoré de tus labios
y morí cuando me abrazaste,
ilusamente te estoy amando
y no me di cuenta que cabes
en la palabra <prohibido> porque
eres majestuosamente peligroso
y a los humanos
nos atrae lo prohibido.

Empecé a quererte,
¿me estas enamorando?
y ¡me estoy lastimando!.

Te quiero,
pero mi señor, estas prohibido
y aunque te deseo
tú ya tienes "dueña",
te necesito conmigo y estas lejos.

Quiero pelear mis batallas;
si estoy junto a ti,
pero tú estas con ella.
Aunque te deseé y venda mi alma
tú nunca seras mio.

Duele si te soy sincera,
esto me duele mucho,
me duelen tus abrazos
así como duelen mis ilusiones;
duele no tenerte.

Ya no te querré;
me gustas...
pero me lastimas,
me duele la realidad
aunque solo seas un sueño.

Perdón por quererte
(como te quiero),
perdón por dedicarte poemas
(como los de este libro),
perdón por desearte
(como te estoy deseando),
perdón por haber caído
ante tus pies
y perdón por anhelar blasfemar
tus bellos labios
con los mios que son profanos.

Prometo no amarte
(lo intentaré),
prometo alejarme
(si tú así me lo pides),
prometo ya no dedicarte poemas
(dejaré de escribir
"nuestro cliché").

Confesiones a mi amor prohibido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora