Cariño, no haré que cambies. Está bien ser malo.
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Hoy pasó algo extraño.
Había terminado la interesantísima clase de Ciencias Sociales y yo solo quería descansar de todo.
Mamá no estaría hoy así que no había prisa en tomar el autobús. Estaba llegando a los casilleros cuando vi una cabellera rosada.
Trató de escabullirse cuando me vio y me reí de ello. Su voz aguda retumbó en mis oídos cuando me pidió que no le dijera nadie.
No entendía de qué estaba hablando hasta que vi una carta en su mano.
Por supuesto que no respondí, asentí y cuando traté de avanzar sus pequeñas manos envolvieron mi muñeca.
Él en serio quería asegurarse de que su secreto estuviera a salvo conmigo.
JiMin es gay.
¿Interesante, no?
Lo sé. El pobre tiene un fuerte enamoramiento con Kim NamJoon y deja estúpidas cartas de amor para él en su casillero.
Cuando le pregunté por qué lo hacía en anónimo y no se atrevía a confesarse me respondió con simpleza.
"No quiero que me rechace aún."
Él tenía un buen punto.
"Dejo cartas para hacerle saber que es amado por alguien. No importa sino es recíproco, me conformo con saber que al menos las lee."
¿Debería hacer lo mismo?
¿Realmente me leerías, YoonGi?
