Capítulo 2

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Valentina: Me contaron que te peleaste con Matthew… otra vez.

_____: Hey, es el quien no deja de meterse conmigo.

Valentina: Deberías ignorarlo, no sé, cerrar la boca y seguir caminando, después de un tiempo se cansara y te dejara en paz.

_____: No nací para quedarme callada Valen.

Valentina: Okey pero _____ ya viste lo que paso con Simon o con Derek, por tu bien no le sigas el juego a Matthew.

Con ambos chicos no había pasado de la tercera cita, nada más darse cuenta que Matthew el dios Espinosa la odiaba, les faltaba tiempo para salir arrancando, aun recordaba las lágrimas de rabia y dolor, y todo era culpa de él… y de esos que no tenían cojones, después de todo ella tampoco quería un chico que no llevara los pantalones por algo.

_____: A veces podría estrangularlo.

Estaba secando su cabello después de una larga ducha de agua caliente, tenía todos los músculos de su cuerpo relajados, se sentía genial… ¿Qué demonios era ese ruido? ¿Música? ¿Una fiesta? ¿A estas horas en la academia?, no podía ser, no se permitían las fiestas… maldito, él era el único que se atrevía a fastidiar, y en días de semana, claro como el imbecil sacaba la chequera y todos bailaban al son de su voz…

Desde el primer día, el dios Espinosa hacia lo que le venía en gana, ella como el resto de los chicos debía compartir un cuarto con otra tres chicas y seguir las reglas al pie de la letra pero el maldito tenía un cuarto para él solito, todo remodelado para él, para su comodidad, porque el señorito se podía estresar, además papa pagaba las facturas.

_____: ¡MATTHEW!

Matthew: Vaya, vaya ¿querías ser la primera en venir a mi cuarto fierecilla? Por lo general mi vara es más alta pero podría hacer una excepción…

_____: ¿Qué yo que? ¿Estas demente? ¿Eres estupido o se te fundió el cerebro? Yo vivo aquí, la música está muy alta…

Matthew: Y además eres un fastidio, sureña eres como un grano en…

_____: Bájale a tu equipo o llamo a seguridad.

Matthew: Vamos gatita llama… grita…

_____: O bien podría quemarte el equipo, tú escoges sultán.

Casi sonrió por dejarlo con la palabra en la boca, entro en su cuarto y giro para cerrar la puerta y echarle una miradita a esa puerta… la puerta del infierno, y él estaba en el marco de brazos cruzados con una media sonrisa torcida en el rostro, con un bufido azoto la puerta, quiso salir y golpear al dueño de la risa que escucho, dios como lo odiaba… pero cuarenta y siete segundos después la música se detuvo, las tres horas siguientes estuvo desconcertada, el no solía satisfacer sus deseos, el jamás le concedía lo que quería entonces… ¿Por qué apago su equipo? Quería cruzar el pasillo y preguntarle pero reprimió el deseo.

Aceptalo, eres mía♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora