Capitulo 2

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Me fui al baño después de retorcerme de risa por la buena pesadilla que le había ocasionado a verá Fossey, después de todo la chica tenía un mal genio pero una excelente puntería
Y no me di cuenta hasta después que mi camisa estaba manchada de mantequilla por las sagradas palomitas que me había lanzado.
Cuando termine de limpiarme, salí del baño para irme directo a disfrutar de la función, bostecé y me lleve las manos a los bolsillos percatándome de que no había nadie en aquel lugar, lo malo de ese cine era que los sanitarios estaban muy alejados de la dulcería y de la sala de protección.
Cuando intente volver a caminar me topé con el pecho duro de un hombre, mire hacia arriba y noté que era mucho más alto que yo, llevaba una gorra de béisbol puesta, intenté evadirlo pero me bloqueó el paso, rayos este tipo era una piedra muy molesta y no precisamente en el zapato.

—Si necesitas lentes yo te los compro Lerdo— Exclame apretando mi mandíbula, intente abrirme paso, pero este me agarro de la camisa, y me empujó con fuerza haciéndome retroceder.

—El chico tiene pelotas— Murmuro la voz de otro hombre a mis espaldas, pensé en cómo había llegado hasta allí, es que ahora el ciego era yo me dije para mis adentros.

—Mira escucha bien lo que vamos a preguntarte, solo responde y así podrás irte enterito— Sentenció cruzando mi espalda y colocándose en frente de mi, ese hombre era menos corpulento que el otro y tenía algunos puentes en los dientes delanteros.

— ¿Dónde esta babe?— me estaban jugando una broma demasiado sucia, yo no conocía a nadie con ese apodo, la verdad era que no conocía a nadie con un apodo.

—No conozco a ningún babe menudo tirapedos —Solté ofuscado.

— Vaya que eres todo un escupemierdas, vamos a coserte esa boca para que aprendas—No lo estaban diciendo enserio seguramente, pero una buena paliza podía dejarme sin hablar durante semanas.

—Son fuertes, pero nada inteligentes, ya suéltenlo, él no sabe nada–Me congele al escuchar la voz de Vera Fossey, acaso ella, era ese tal babe, sonreí por dentro  con que la chupasangre tenía secretos.

—Deberías controlar tu lengua, no estás en posición de exigirnos nada, hemos venido porque necesitamos el dinero para mañana mismo, solo queríamos avisarte— Dijo el más alto apuntando con un dedo a Verá, ella se acercó y me soltaron de inmediato, yo me compuse la camisa con torpeza, mirando la escena perplejo.

—No son más que un par de pesados, no había necesidad de tanto escándalo— Soltó Vera cruzándose de brazos, me lanzo una mirada pero la ignoré.

—No somos empresarios que actúan cordialmente Babe— Me pareció de otro mundo escuchar a Vera ser llamada por ese apodo, algo meramente surreal—Solo nos limitamos a hacer cumplir las órdenes, sin importar las consecuencias en el momento que sea, en el lugar que sea.

Vera Fossey no dijo nada más, supongo que no tenía caso seguir discutiendo con ellos, los hombres se marcharon luego uno tras el otro, hasta que ambos nos quedamos solos mirándonos frente a frente.

— Vera Fossey — Resople y ella frunció el ceño, porque de algún modo sabía que lo iba a decir no era nada bueno— Babe es un apodo muy cursi, deberías a ver elegido algo mucho más ardiente.

—Cierra el pico— Soltó enfadada.

—imagínate si el instituto entero se enterara— Pronuncie con picardía.

—No te atrevas a soltar tu lengua larga en donde no te llaman—Me estaba mirando hecha chispas, si las miradas mataran, ya habría estado muerto.

—¿Tú vas callarme?—Pregunté divertido, sonreí de lado al mismo tiempo, cerré los ojos un momento y me arrepentí en el instante en él que sentí los labios de Vera Fossey tocar los míos, me estaba besando pensé pirado, abrí los ojos y definitivamente estaba besándome, a qué iría a vomitar luego, me quite de inmediato.

— ¡Madre mía que asco! ¿Te la fumaste verde?— Grite exaltado, poniendo los ojos en blanco, me tape la boca con el brazo, algo caliente se extendió de mis mejillas hasta mis orejas, me había puesto colorado, Vera me miro con cara de póker para luego doblarse de la risa en mi cara.

— No seas tan dramático, espero que saborear tu asquerosa boca haya valido la pena y haga que guardes silencio de una vez por todas— Dijo después de reponerse, irguió su postura y se cruzó de brazos — A menos que quieras que vuelva a besarte— Frunció el ceño e hizo cara de repulsión y yo palidecí, me enfadé y tuve ganas de gritar porque la odiaba.

—No creo que quieras besarme de nuevo porque puede que esta vez vomite tus mentiras— Solté y su cara se volvió un bloque de hielo, ella se dio la vuelta sin inmutarse, yo me coloqué las manos en la cabeza ¡Tierra trágame  y escúpeme lejos de esta mujer! Proclame por lo bajo, me di la vuelta y salí disparado.

Tú entre mis palomitas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora