Capítulo II: Confianza

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Las gotas aún caían como maná de las nubes negras y los pájaros se habían quedado dormidos, levanté la vista y un pequeño zorro empapado recorrió mi campo visual antes de desaparecer. Mi estómago sonó

<<Con éste clima sería fácil casar.>>

Me estiré y sacudí todo mi cuerpo, tomé algo de agua que chorreaba por la piedra de la cueva y me dirijo a un arroyo cerca por donde suelen pasar muchos ciervos y venados.

Las huellas no tardaron en aparecer y con mi vista y olfato híper desarrollado cazar es una tarea sencilla, trato de no usar mis ventajas, por respeto. Me oculté llenado mis patas y abdomen de lodo fresco, enterré mis garras en la tierra disfrutando este momento de calma antes de dar inicio a la casería. Prestando mucha atención me di cuenta que uno de las ciervas de la manada estaba herida y sin cría, el blanco perfecto.

Las gotas se hicieron más constantes y la niebla me cubría perfectamente, fijado el blanco salí de mi escondite a una velocidad regulada, la cierva salió corriendo pero no era mayor problema alcanzar la. Le mordí una pata trasera al mismo tiempo que seguía corriendo lo cuál causó desequilibrio y cayó, rápidamente ella se levantó en dos patas y me hizo frente. Está claro que ésto es la tierra.
Forceguie con ella un par de veces y cuando vi mi ventana de oportunidad salté directo a su cuello. Al caer no quise que sufriera y apreté la mandíbula hasta escuchar el "Clik" de su cuello roto. Sentí la sangre en mi boca... Y aulle por respeto a quitar esta vida, no me corresponde pero es ella o muero yo, solo el más fuerte sobrevive.

Gracias.-Dije.

Como pude la subí en mi gran espalda y tomé dirección a la cueva. Las gotas caían justo en mi nariz y me hacían cosquillas, estornudo para quitarlas y no muy lejos veo la cueva. Antes de entrar bajo a la cierva de mi espalda y me sacudo toda el agua que está atrapada entre mi pelaje, tomo su cuello y halo de él hasta estar totalmente bajo cubierta.

Con mis garras afiladas le rompo la piel dejando expuesto los músculos de la espalda y con otro corte los de la pata trasera. Después de comer hasta quedar llena me recuesto, y el rugido de un osos me hace levantar la mirada.

El oso trata de intimidarme parándose en dos patas y con la Major pesadez me levanto y le doy un rugido más fuerte que el de el, pero no sé inmuta.

No esperaba que fuera a funcionar, pero ya que.- Se que no me entenderá por lo que levanto la cola y muestro los dientes.

¡¿Que no te esperabas que. Perro?!.- ¡¿Qué, pudo entenderme!?

¡¿ Puedes entenderme!?, ¡¿Como?!.- Estoy impactada.

¡Ni que estuviera sorda!, ¡¿Que haces aquí!?.- Espera es una hembra, Ho no.

Resguardando me de la lluvia.- Se notaba en mi voz la confusión.

¡Este es mi hogar, mis crías se mojan y es por culpa tuya!.- No pude evitar sentirme mal... Bajé las orejas.

¡Oiga lo lamento muchísimo!, Estoy de verdad apenada.- Me dispuse a salir y vi a los cachorros todos mojados y con frío, lo que me hizo sentir más culpable por ello.

¿Tú sola casaste ese ciervo?, ¡¿ Cuantos más vienen contigo!?. - Dijo preocupa y angustiada.

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