Power Rangers?

Capítulo IV: Todo es una maldita pesadilla real

Tuve que resistir las ganas de arrancar me la pata cuando diez minutos después el antídoto comenzó a actuar... Gemía del dolor tan punzante y latente. Gruño con mucha fuerza tras las oleadas de dolor que atravesaban por mi cuerpo... Casi podía compararse con una transformación primeriza... Tomé aire abriendo la boca y viendo el interés del chico con cristales en los ojos, no se acercó demasiado pero era evidente su fascinación.

-Vean eso... No son lo dientes de un canidus; ahora que mi fijo... Ella no es lo parece...- Me alarme y cerré la boca con nerviosismo deteniendo su avance con un bolígrafo a mi boca.- ¿Cómo es posible que sus dientes tengan esa curvatura y ese nivel de filo tan poco natural?, y sus colmillos son mucho más grandes que los de cualquier felino, eso es imposible.- Se cuestionó en voz alta.- ¿Qué es lo te hicieron allá arriba?...- Su mirada reflejó compasión y tristeza.- Me gustaría entender para poderte ayudar mejor... Tnzu mencionó algo de mareos y falta de conocimiento, pero aún así tengo demasiadas preguntas que quisiera que pudieras responder. Buscaré una manera, ese será mi próximo reto.- Trató de acercar la mano pero involuntariamente le gruñi por lo que él no acercó su mano; en cambio sonrió un poco, pero sin felicidad.- Primero tendré que ganarme tu confianza ¿No?.- Quería hacer un gesto afirmativo pero unos espasmos me lo impidieron, creo que mis sistemas biológicos de defensa están reaccionando al antídoto.

Me encogí en mi lugar formando una bolita con mi cuerpo dejando de ver a Noha para concentrarme en sanar, sé que Gia me puso otra manta cómoda para tapar todo mi cuerpo además de una almohada viejita pero reconfortante... Era larga y no dudé en aferrarme a ella hasta caer en la inconsciencia. Unos minutos, talvez, pasaron cuando sentí un olor exquisito... Olía a chocolate y menta... Lo que significaba no era en las mejores ocasiones, escuché como Troy se sentaba a un lado de la camilla y saqué mi cabeza para verlo, estaba preocupado; trató de acariciar mi cabeza pero le gruño sin mostrar los dientes.

- Descuida... Entiendo que aún no confíes en mí... Vine a darte las gracias por lo de hoy.- Relajé mi postura sople con mi nariz, era algo que hacía como para decir "de nada".- Peleaste contra ellos como si no fueran mucho, y ese gigante...- Sonrió con asombro.- Fue muy valiente enfrentarse a él tú sola, pero pudieron matarte... Arriesgar la vida por unos extraños muestra empatía y valor; pero no tienes que lanzarte de lleno a pelear arriesgando tu vida.- Un suspiro corto.- En fin.- Bajo la cabeza para mirar alguna parte del suelo.- Gracias por ayudarnos, no creí que volvieras cuando saliste corriendo hace unos meses. Pero aquí estás.- Giré un poco la cabeza...

¿Unos meses? ¿De verdadero pasó tanto tiempo?... Mi reloj interno debe volver a acostumbrar se al de la tierra.- Una duda me surgió pero fue interrumpida por un movimiento de su mano, la acercó, a mitad de camino se detuvo.- Que más da.

Dejé caer la cabeza en la almohada viejita pero reconfortante y le miré, permití que acercará su mano y en cuanto tocó la parte superior de mi cabeza mostró felicidad pura. Cómo cuando pruebas por primera vez el helado... Bueno... No es la mejor referencia. Miré a mi alrededor pero mi enfoque estaba en su mano, creo que un punto débil es el que está detrás de las orejas, y es ahí donde su movimiento se concentró. Suspiré asustando lo un poco. Su olor era mi droga, literalmente, y no podía dejar de respirar profundamente para sentirlo. Al cabo de unos minutos ya estaba quedándome dormida nuevamente... Pero él seguía acariciándome con cariño las orejas y la cabeza. Ésto era lo más reconfortante y a salvo que me sentía desde hacía mucho tiempo... Extrañaba tener a gente que se preocupara por mí. O bueno, eso es lo que han demostrado hasta ahora.