Capítulo 7

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Creo que, el destino no quiere que sepa de lo que estaban hablando. Y lo peor de todo, es que cada vez que tengo la oportunidad, un mínima posibilidad de tener un pista siempre se libran de tener que decirme algo.

Lo mejor que puedo hacer es tan solo dejarlo estar. Esta claro que si sigo insistiendo nunca lo llegaré a saber.

Al escuchar la voz de Akine-san, salí rápidamente para desayunar e irme al colegio, no me apetece llegar tarde. No sin antes, soltarme del agarre de Hase y correr como un perfecto idiota lo más lejos de él.

Seamos sinceros, lo que ha pasado hace un momento ha sido... ¿poco habitual? Hase no suele sobrepasar los límites de mi espacio personal y de repente, me lo encuentro en mi mismo futón, abrazándome y con las manos demasiado bajas.

Maldición, me he puesto colorado de solo recordarlo. Tengo que controlar este tipo de cosas.

En un abrir y cerrar de ojos ya estoy en clase, sentado y con la mirada perdida al horizonte. Con un mirada seria y de pensador con grandes objetivos y frases filosóficas, cuando en realidad tan solo dejaba la mente en blanco.

Noto como alguien toca tímidamente mi hombro.- P-Perdone, ese es mi asiento- tras aquello, miré a mi alrededor percatándome de que había mucha gente desconocida entrando y sentándose.

¡Agh! ¡Lo había olvidado! Habíamos cambiado de clase por este tema del festival.

Le cedi mi asiento, acto seguido me disculpé por mi despiste y me fui marchando si quería llegar antes de que pasasen de lista. El problema, era que la clase estaba en la otra punta de donde yo estaba. Lo cual implica que si llego tarde, me tendré que quedar hasta tarde con...

¡Por mis santas narices que llego!

-¡Fool!

-¿Sí, amo?- en seguida se posicionó en frente. Menos mal que no había gente, toda ya estará en clase al igual que los profesores.

-Necesito que me digas alguien que pueda invocar y que me teletransporte.

-Mm... no hay nadie que se teletransporte, pero puede usar a ¡Caret, el Carto! Le transportará a donde quiera sin hacer el menor ruido y enseguida, además que, le dirá los viajes que habrán en su futuro.

-Me sirve que tan solo me lleve.
¡Caret, el carro!

De la página salió una brillante luz que acunaba la figura de una mujer de pelo castaño, una armadura azul con toques de oro junto con un bastón y una corona de bronce y un carro de madera empujado por dos esfinges.

-Ehm... Fool ¿qué hace?- guardó su bastón y posicionó una mano encima de otra, entonces, al ver un reluciente circulo de plata rodar por el aire lo comprendí.- No será que...

-¡Así es Amo! Tiene que ganarle en cara o cruz si quiere montar- tras esas palabras, la moneda calló sobre la mano de la mujer y esta, algo decepcionada, me hizo un gesto de que podía montar.- ¡Ooh! ¡Que suerte ha tenido Amo!

Sin más preámbulos, entré rápidamente al carro y le dije a donde quería ir.

-Amo, tengo que advertirle de algo- habló por primera vez la mujer. Una voz melodiosa y dulce.- De ahora en adelante, elija su camino sabiamente, es muy importante, no le influye solo a usted, también a los de su alrededor.

-¿Quienes serán los afectados?- pregunté intrigado.

-Dependerá de sus decisiones. Hay tantos caminos como estrellas en el universo. El simple aleteo de una mariposa, mañana puede causar un devastador huracán. Sea cuidadoso.

Sin siquiera percatarme, estaba en frente del aula, con la mente en blanco a punto de abrir la puerta, cuando la voz de Aoki-sensei me hace reaccionar y seguir con la acción inacabada.

-Llegas tarde Inaba-kun.

-Lo siento, se me hizo tarde- dije casi de forma inaudita.

La profesora, en respuesta a ello, se me quedó mirando unos minutos con sus ojos sin brillo hasta que por fín dijo con una sonrisa y las manos juntas- Ya veo, ten más cuidado. Si ocurre algo, dímelo- sonrió.

Asentí sin demasiada gratitud y me senté. Sino fuera porque hay muchos fans suyos aquí, posiblemente no me hubiera ni dejado pisar la clase.

Seguimos con los planes que teníamos desde un principio. Al parecer quieren recrear la vida de un pintor frustrado y filósofo, que gracias a sus estudios como psicólogo, consigue canalizar su furia y rabia hacia el arte, y se hace muy famoso por la expresividad de este. No tiene mala pinta. Lo harán a través de teatro, mientras uno describe la biografía del artista, otros lo interpretarán al mismo tiempo.

Ya han empezado a recrear algunas escenas y a decidir papales. Aprovecharon los botes de pintura que había traído antes y comenzaron a copiar algunas de sus obras más famosas para el teatro, aunque sigo sin saber para que son las cintas.

-Aoki-sama, siento haber faltado ayer. He recogido lo que me encargó.

Ay no... la voz de aquella chica que acaba de presentarse en la puerta del salón con una sonrisa y un cubo con agua.

-Ya veo, no te preocupes Yamamoto-chan, con el libro que nos prestastes y tus conocimientos estás siendo de mucha ayuda- Aoki se acercó a ella y cogió el cubo con una radiante sonrisa y un aura de monja pura.- De hecho, estaríamos perdidos sin tu colaboración, menos mal que te tenemos en nuestro equipo.

-Ya veo, me alegra oír que puedo serle útil, Aoki-sama.

Esto no puede ir a peor.

Indeciso hasta la médula/ Yaoi/ Youkai ApartamentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora