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2020. En donde Blas nunca volvió de Canadá y nunca concretó su relación con Junior, quién tampoco pudo aceptar su sexualidad.

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La madrugada canadiense era fascinante para Blas, llena de vida, juventud y, afortunadamente, de trabajo. Pasaba casi toda la noche trabajando en uno de los bares más concurridos de la ciudad.
El horario nocturno estaba llegando a su fin, y con ello, llegaba el fin de su jornada laboral.
Se despidió de su jefe y sus compañeros para después salir por la puerta principal.
Admiró el comienzo del amanecer, la forma en la que los primeros rayos de sol asomaban por el este y empezaban a mezclarse con el azul noche del cielo, dando un color más claro y anaranjado.
Caminó tranquilo hacia su casa, que hasta hace unos días compartió con una de sus mejores amigas. Hace dos años que estaba viviendo en el país norteamericano, había viajado para intentar olvidarse de Junior, el hermano mejor de su mejor amigo, Dante.
Tuvo la necesidad de alejarse para no confundir al joven. En la última fiesta a la que asistió en Buenos Aires, hecha en la casa de los Guerrico, hubo una situación que tensó la relación entre los dos. Un beso inesperado, pero no por eso menos deseado, cambio completamente la forma en la ambos se veían. Si bien Blas había aceptado el hecho de que le gustaba Junior, éste por su parte no podía entender qué era lo que le sucedía.

Blas acababa de entrar a su hogar cuando su celular comenzó a sonar. Dejó las llaves sobre la mesa y sacó el aparato de su bolsillo. Atendió sin siquiera ver quién era.

-¿Hola?

-¡Blas! ¿Qué haces amigo?

Sonrió cuando escuchó la voz de Dante del otro lado. Hace bastante tiempo que no hablaban.

-¡Dante! ¿Que onda? Hace mil no hablamos, ¿Cómo estás?- Decía, sosteniendo el celular entre su oreja y su hombro, mientras se preparaba un té.

-Muy bien, por suerte. Escucha, tengo buenas noticias

-Decime

-¿Viste que últimamente tu amigo está convirtiéndose en una estrella mundial?- Dante hablaba divertido, refiriéndose al gran éxito que estaba teniendo con la banda que tenía él y sus hermanos. Blas rió ante la pregunta de su amigo.

-Sí, los estuve viendo. Felicidades, me encanta. Yo te dije que iban a romperla.- Por su puesto que Blas estaba al tanto de todo. Seguía fielmente el contenido que el grupo compartía, sintiendo una felicidad inmensa cuando veía a Junior cumplir su sueño. Una calidez se apoderaba de su pecho cada vez que veía una foto del chico tocando la batería en el escenario de algún teatro, con una sonrisa de oreja a oreja.- Pero, ¿Qué pasó con eso?

-Bueno, estuvimos hablando con un productor súper groso que nos quiere escuchar, respaldarnos y todo eso, así que nada, ¡Estamos en Canadá!

-¿Me estás jodiendo?

La respiración de Blas cesó por unos segundos. No lo podía creer. Claro que estaba feliz por volver a ver a Dante, pero eso implicaba ver a Junior, y no sabía si estaba listo para ser rechazado nuevamente.

-No, es posta. Llegamos recién, ¿Tenés cosas que hacer? Porque sino podemos vernos, no tenemos nada para hacer, tenemos todo el día libre y bueno, quizás podemos armar algo...- La emoción estaba presente en la voz del chico. Blas sonrió ante la efusividad de su amigo.

-Dante son las seis de la mañana, ¿Qué querés hacer a esta hora?, además acabo de llegar de trabajar, planeo dormir un poco, ya sabes, necesito descansar.- Por un lado era cierto, recién llegaba a su casa y lo que más quería era acostarse y dormir todo el día, pero por otro lado estaba intentando retrasar el reencuentro con Junior.- Si querés más tarde, o a la noche, nos podemos juntar. Tengo la noche libre así que podemos ir a algún lado o vienen a casa, ¿Están muy lejos?

•blasnior•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora