Parte Final: Felíz Cumpleaños

155 33 12
                                    

Caminaba por aquel sendero decorado con hermosos detalles naranjas, las hojas de los árboles y de las de los arbustos daban a ver un paisaje único e indescriptible para mí, el viento golpeaba mi cuerpo con fuerza, dándome una frescura y satisfacción cada vez que gastaba mis energías a cada lado, el sol de la tarde reflejada en el ambiente y junto con las hojas amontonadas merodeaban por todo el sitio, no pude evitar preguntar al vacío, aún sin esperar respuesta.

—¿Qué es este lugar? —Me detuve en medio del sendero, nuevamente miré el paisaje al rededor de mí, sintiendo al instante de una sensación de haberlo visitado con anterioridad, sentimiento que no había tenido antes, o al menos eso pensaba.

Una calidez reconfortante en mi pecho, que poco a poco subía hasta mi rostro, colorándose al instante. Recuerdos ajenos a los míos, sin percatarme de que tenían absoluta relación conmigo.

—¡Vamos Deku! —Corrió un pequeño rubio que pasó por mi lado corriendo y se lanzó a un montón de hojas.

—¡Ya voy Kacchan! — Dijo otro pequeño, idéntico a mí de más joven, con una gran sonrisa en su boca, pasó también a mi lado y se tiró en el montón de hojas junto al rubio pequeño.

—¿Pero qué es esto? —Hablé confundido, al parecer no podían escucharme. Ambos se abrazaban y se revolcaban entre las hojas juntos, se veía en sus rostros un semblante de felicidad, era una escena dulce y tierna la cual se estaba presentando ante mis ojos.

Los niños se quedaron dormidos abrazados en el montón de hojas, por lo cual yo decidí no molestarlos más, proseguí a seguir mi camino, el largo sendero de árboles acabó y dió paso a un enorme Bosque, árboles muy grandes con hojas naranjas que a medida que me adentraba más entre ellos intensificaban más su color, enero una visualización más profunda e intensa que antes, árboles con sus hojas Rojas. Un extenso Bosque me esperaba, un riachuelo recorría y daba frescura, cierta sensación de paz entre la naturaleza.

—Uno, Dos, Tres, Cuatro, Cinco...— Se escuchaba decir por los alrededores, una voz un poco más grave que la anterior.

—¿Alguien está ahí?—Pregunté nuevamente sin respuesta alguna, seguí caminando hasta que ví otra vez esa cabellera rubia.

—Diez, Once, Doce, Trece, Catorce, Quince... -—Esta vez lo ví de mejor manera, era el pequeño Kacchan de nuevo, estaba recostado en un árbol, al parecer estaba jugando a las escondidas.

—¡Veinte! Ahí voy Deku—Terminó de contar y salió corriendo entre los demás árboles de aquel Bosque.

—¡Hey! Espera— Le dije, pero como sucedió anteriormente, no me escuchó, por lo que decidí seguirlo mientras corría.

—Deku¿Dónde estás? —Hablaba de forma juguetona mientras buscaba a mi Yo del pasado, pero de alguna forma extraña se dirigía a un sitio que al parecer ya él conocía — ¿Deku?

Escuché algunos sonidos, lloriqueos, no muy lejos, y al parecer el pequeño Kacchan también los escuchó, por lo que ambos nos dirigimos hacia donde provenían los sonidos.

—Deku¿Dónde estás?— El semblante alegre del rubio desapareció por completo, indicando la preocupación por su amigo.

Revisó detrás de un árbol, y encontró al pequeño que se parecía a mí,  ambos eran un poco más mayores que los que ví anteriormente. El pequeño rubio se agachó para quedar de frente al peliverde y con sus propias manos le limpió sus lágrimas.

—Me duele mucho— Dijo entre sollozos el menor, apuntando a las heridas de sus rodillas y codos, al instante el joven rubio lo abrazó.

—Lo siento mucho Deku, prometo que no pasará otra vez, no te dejaré solo— el Rubio lo ayudó a levantarse del suelo, y lo cargó en su espalda, empezó su caminar y a llevarlo de vuelta.

Carmesí || KatsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora