Primera Parte "Libere su poder"

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Sueños de destino

Un hombre consecuente cree en el destino, uno caprichoso cree en la suerte

BENJAMIN DISRAELI

TODOS TENEMOS SUEÑOS... Todos queremos creer, en lo más profundo de

nuestras almas, que poseemos un don especial, que somos diferentes, que podemos conmover

a otros de una forma particular, y que somos capaces de lograr que el mundo sea un lugar

mejor. En algún momento de nuestras vidas, todos nosotros tenemos una visión acerca de la

calidad de vida que deseamos y creemos merecer. Y, sin embargo, esos sueños se han visto

envueltos para muchos de nosotros en las frustraciones y rutinas de la vida cotidiana, hasta el

punto de que ya no hacemos ningún esfuerzo por realizarlos. El sueño se ha disipado para

muchos de nosotros, y con él también ha desaparecido la voluntad para configurar nuestro

propio destino. Muchos han perdido ese sentido de la certidumbre que proporciona la ventaja

del ganador. He dedicado mi vida a restaurar el sueño y hacerlo real, a conseguir que cada uno

de nosotros recuerde y utilice el poder ilimitado que yace dormido en nuestro interior.

Jamás olvidaré el día en que me di cuenta realmente de que estaba viviendo mi sueño.

Estaba volando en mi helicóptero desde una reunión de negocios en Los Ángeles, en

dirección al condado de Orange, de camino hacia uno de mis seminarios. AJ volar sobre la

ciudad de Glendale, reconocí de pronto un gran edificio y situé el helicóptero sobre él. Al

mirar hacia abajo, me di cuenta de que era el mismo edificio donde había trabajado como

conserje apenas doce años antes.

En aquellos tiempos me preocupaba que mi Volkswagen de 1960 se mantuviera tan

entero, como para permitirme recorrer el trayecto de treinta minutos hasta mi trabajo. Mi vida

se hallaba totalmente enfocada hacia cómo iba a sobrevivir; me sentía temeroso y solo. Pero

aquel día, suspendido allí, en el cielo, pensé: « ¡Cuánta diferencia puede representar una

década!» En otro tiempo había tenido sueños, pero parecía como si éstos no pudieran

realizarse nunca. Hoy, sin embargo, he llegado a creer que todos mis fracasos y frustraciones

del pasado no fueron sino los cimientos de las comprensiones que me han permitido crear el

nuevo nivel de vida del que disfruto ahora. Al continuar el vuelo hacia el sur, a lo largo de la

carretera costera, distinguí unos delfines jugando con los sufistas, allá abajo entre las olas. Se

trata de una vista que mi esposa Becky y yo atesoramos como uno de los dones especiales de

la vida. Finalmente, llegué a Irvine.

Al mirar, me sentí un tanto turbado al ver que el camino de acceso al seminario se

hallaba atestado de un tráfico muy denso a lo largo de dos kilómetros. Entonces pensé:

«Muchacho, espero que lo que tenga que suceder esta noche empiece rápido para que la gente

pueda llegar a tiempo a mi seminario».

DESPERTANDO AL GIGANTE INTERIORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora