MAS FRASES

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Encontraremos un camino, ó bien lo construiremos

ANIBAL

Una de las decisiones más importantes que puede tomar para asegurarse su felicidad a

largo plazo es la de usar todo aquello que la vida le ofrezca en cada momento. La verdad es

que no hay nada que no pueda usted conseguir si:

1) decide claramente qué es lo que quiere comprometerse a alcanzar;

2) está dispuesto a emprender una acción a gran escala;

3) observa lo que funciona y lo que no, y

4) continúa cambiando su aproximación al tema hasta lograr lo que desea, usando todo

aquello que la vida le ofrezca a lo largo del camino.

Cualquiera que haya alcanzado el éxito ha dado estos cuatro pasos y ha seguido la

fórmula definitiva hacia él. Una de mis historias favoritas sobre el «éxito definitivo» es la del

señor Soichiro Honda, fundador de la corporación que lleva su nombre. Al igual que otras

compañías, sin que importen por grandes que sean, la Honda Corporation empezó con una

decisión y un deseo apasionado de producir un resultado.

En 1938, cuando todavía estaba en la escuela, el señor Honda tomó todo lo que poseía

e invirtió en un pequeño taller en el que empezó a desarrollar su concepto de un aro de pistón.

Deseaba vender el fruto de su trabajo a la Toyota Corporation, así que trabajó día y noche, se

metió en la grasa hasta los codos, y llegó incluso a dormir en el taller, siempre convencido de

que podía producir el resultado que buscaba. Incluso empeñó las joyas de su esposa para

seguir en el negocio. Pero cuando finalmente completó los aros de pistón y se los presentó a la

Toyota, se le dijo que no cumplían los niveles de calidad de la empresa. Le enviaron de nuevo

a la escuela durante dos años más, y allí tuvo que soportar las risas burlonas de sus

instructores y compañeros de clase, que hablaban de lo absurdos que eran sus diseños.

Pero en lugar de enfocar la atención sobre el dolor de la experiencia, decidió continuar

enfocándola sobre su objetivo. Finalmente, al cabo de otros dos años, Toyota le ofreció al

señor Honda el contrato con el que había soñado. Su pasión y sus convicciones demostraron

su valor, porque él sabía lo que quería, emprendió la acción para conseguido, observó lo que

funcionaba, y continuó cambiando sus métodos hasta que alcanzó el objetivo. Entonces,

surgió un nuevo problema.

El gobierno japonés se estaba preparando para la guerra y se negó a entregarle el

hormigón que necesitaba para construir su fábrica. ¿Abandonó por eso? No. ¿Enfocó la

atención sobre lo injusto de la situación? ¿Significó eso la muerte de su sueño? Desde luego

que no. Una vez más, decidió utilizar la experiencia y desarrollar otra estrategia. Él y su

equipo inventaron un proceso para crear su propio hormigón y luego construir la fábrica.

Durante la guerra, fue bombardeada en dos ocasiones y quedaron destruidos grandes sectores

de las instalaciones fabriles. ¿Cuál fue la respuesta de Honda? Convocó inmediatamente a su

equipo y recogieron los bidones extra de gasolina que habían desechado los aviones estado

unidenses. Los denominó «regalos del presidente Truman» porque le proporcionaron la

materia prima que necesitaba para su proceso de fabricación, unos materiales que en aquellos

tiempos eran valiosísimos en el Japón. Finalmente, tras haber sobrevivido a todo esto, un

terremoto arrasó la fábrica. Honda decidió vender su explotación de pistones a Toyota.

He aquí a un hombre que, sin lugar a dudas, tomó fuertes decisiones para alcanzar el

éxito. Tenía la pasión para hacerlo, y creía en lo que estaba haciendo. Disponía de una gran

estrategia. Emprendió una acción a gran escala. Continuó cambiando sus métodos, a pesar de

todo lo cual seguía sin producir los resultados que se había comprometido alcanzar. ~ sin

embargo, decidió perseverar.

Después de la guerra, Japón se vio afectada por una tremenda escasez de gasolina, y el

señor Honda ni siquiera podía usar su coche para conseguir alimentos para su familia.

Finalmente, desesperado, colocó un pequeño motor a su bicicleta. Sabía muy bien que, a

continuación, sus vecinos le pedirían que les hiciera «bicicletas motorizadas». Así pues, una

tras otra, fueron saliendo de la cinta de montaje hasta que se quedó sin motores. Decidió

entonces construir una planta para fabricar motores para su nuevo invento, pero

desgraciadamente no disponía del capital necesario.

Tal y como había hecho antes, tomó la decisión de encontrar un camino, fuera cual

fuese. Su solución consistió en apelar a los 18.000 propietarios de tiendas de bicicletas del

Japón, escribiéndoles una carta personal a cada uno. Les dijo cómo podrían jugar un papel en

la revitalización del Japón mediante la movilid

cinco mil de ellos para que le avanzaran el capital que necesitaba. Su motocicleta, sin

embargo, sólo se vendió a los más entusiastas de la bicicleta, porque era demasiado grande y

abultada.

Así que introdujo ajustes finales y creó una motocicleta mucho más ligera, a la que

denominó «Súper cachorro». El artilugio se convirtió en un éxito inmediato y se ganó una

recompensa del emperador. Más tarde, empezó a exportar sus motos para venderlas a los

jóvenes de Europa y Estados Unidos, a lo que siguieron, ya en los años setenta, los coches que

se han hecho tan populares.

En la actualidad, la Honda Corporation da empleo a más de 100.000 personas tanto en

Estados Unidos como en Japón, y se la considera uno de los grandes imperios de fabricación

de coches del Japón, que ha superado a todas las demás compañías, excepto a la Toyota en

Estados Unidos. Ese éxito se debió a que un hombre comprendió el poder que tiene actuar de

acuerdo con una decisión realmente comprometida, sin que importen las circunstancias, y

sobre una base continuada.

DESPERTANDO AL GIGANTE INTERIORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora