Hola, Hermoso (Viktuuri)

L l a m a d a ( 3 0 )

—¡Yuuri, Pichit! —los mencionados voltearon a ver a su amigo japonés de cabellos rubios y rojos quien estaba corriendo para acercarse a ellos— ¿Que tal estuvieron él fin de semana? —el trío de amigos ingresaron al edificio de la universidad.

—Fantástico, seung pudo estar el fin de semana en la ciudad después de tanto tiempo—dijo él moreno con una enorme sonrisa—. El japonés de estatura más pequeña observó al azabache que se encontraba escribiendo en su celular.

—¿Y tu, Yuuri? —el rubio japonés miró atento al otro japonés.

—Como siempre, nada nuevo ni interesante—respondió de forma simple sin despegar su vista del teléfono celular.

—Uy si, claro —dijo él moreno sarcásticamente—estuvo todo él fin de semana en el departamento sin despegarse del celular, incluso me grito en la noche porque no lo dejaba escuchar la llamada en la que estaba.

—Eso no es verdad, ¿quieres que le diga el porqué? Tú y seung cuando están juntos son muy...ugh —el moreno se sonrojó levemente y el azabache desvió la mirada y la dirigió nuevamente a su celular.

No se fijo que había unas personas enfrente de el, por lo qué termina chocando contra la espalda de uno de esas personas.

—Ay —llevó una de sus manos a su cabeza.

—Lo lamento, ¿te encuentras bien? —pregunto él chico con él que había chocado después de haber recogido un teléfono celular que seguramente se cayó al chocar.

—Si, perdona no me fije —dice el azabache mirando su celular que estaba en su mano, levanta la mirada y mira curiosamente al chico de enfrente. Después de unos segundos se sonroja y desvía su mirada hacia sus amigos.

—Tenemos que irnos, llegaremos tarde —tomó la mano del moreno y este el del rubio japonés— nuevamente lo siento, no fue mi intención —se disculpa nuevamente con el chico antes de empezar a recorrer los pasillos con prisa.

Él azabache caminó lo más rápido que pudo para alejarse del chico con el que había chocado. Este solo lo miró alejarse, algo extrañado por él nerviosismo del azabache.

—Hey, ¿estas bien? —le preguntaron.

—A-ah, si —siguió por su rumbo sin despejar la mirada del azabache que cada vez se alejaba de su visión.