Burning Hearts (SHERLOLLY)

18

Sherlock lo vio mientras sostenía la barandilla del estacionamiento con tanta intensidad que sus nudillos se volvieron blancos. Nunca en su vida se había descrito a sí mismo como tonto, pero así era como se sentía ahora. Tonto. Él era un tonto.

Había olvidado la regla fundamental que predicaba a todos los que escuchaban (e incluso a los que no lo harían). Observar lo que está viendo. No había asimilado nada mientras estuvo cautivo en la parte trasera del automóvil. Se había distraído y no había seguido el paisaje.

Miró hacia la creciente oscuridad. Tampoco podía decir dónde estaba él desde los puntos de referencia. Sus ojos se esforzaban por asimilar cualquier cosa, incluso el más mínimo detalle que lo ayudaría. Supuso que las luces a la distancia eran el centro comercial y escaneó su cerebro para obtener más información sobre dónde podría estar. A partir de eso, podría averiguar dónde habrían escondido a Molly.

Cerró los ojos para ayudar a sus cálculos, tratando de entrar en la cabeza de James Moriarty, el cerebro del criminal. Si las situaciones se invirtieran, e intentara hacer sufrir a Jim secuestrando a alguien a quien tuviera un apego sentimental, ¿dónde encontraría a esa persona? Él lo desorientaría primero. Probablemente golpeándolo ... Sherlock hizo que su cerebro detuviera esa línea de investigación.

Los pasos detrás de él lo sacaron abruptamente de sus pensamientos. Sherlock centró su atención en ellos, captando su sonido para deducir a quién pertenecían. El dueño de los pasos se detuvo cerca de su espalda, y Sherlock decidió que era seguro dar media vuelta.

Delante de él estaba Irene Adler, vestida con un vestido ceñido a su cuerpo de color blanco. Esta era la Irene Adler que él recordaba, la misma Irene que conoció hace tantos años. Él la tomó, y se dio cuenta de que ella estaba sosteniendo una pistola. "Sherlock"

Sherlock miró a la mujer a los ojos. "Escuché que fuiste arrestada"

"Ese pequeño cachorro tuyo, Lestrade, lo intentó encerrarme" admitió Irene, sacudiendo el arma un poco. Sherlock miró el arma en su mano.

Ella estaba sosteniendo el cañón, extendiendo el agarre hacia él. Ella tenía la intención de que él lo tomara, obviamente. "¿Cuál es el truco?"

"No hay trampa", murmuró Irene, repentinamente incapaz de mirarlo a los ojos. Sherlock tomó el agarre del arma en sus manos, y ambos sostuvieron el arma por una fracción de segundo antes de que Irene la soltara. "Quiero hacer las paces"

"Por…"

"Sabes por qué" murmuró Irene, avergonzada. Se enderezó la falda del vestido en un gesto nervioso.

"Quiero oírte decirlo Irene" respondió Sherlock, metiendo la pistola con seguridad en sus pantalones y dando medio paso hacia ella, invadiendo su espacio personal. Cuando él todavía no la miraba, él colocó su dedo debajo de su barbilla, levantándolo hasta que ella cerró sus ojos. "Di las palabras"

"Por planear el secuestro de tu hijo", dijo en voz alta, una lágrima rodó por su mejilla. Ella cerró los ojos avergonzada.

"¿Por qué?"

"Mi razón es egoísta y ridícula" admitió, buscando en su mente una palabra que él entendiera. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios cuando lo encontró. "Sentimientos"

"¿Pensaste que secuestrar a mi hijo me haría amarte?" Preguntó Sherlock, incrédulo.

"Pensé que secuestrar a tu hijo haría que Moriarty me amara" fue la impactante respuesta. Sherlock se alejó. Aunque nunca antes se había sentido apegado a la mujer, había pensado que él sabía todo sobre ella. Parecía que ella todavía era buena para ocultarse de sus deducciones, ya que nunca se había dado cuenta de que había cambiado sus apegos emocionales lejos de él y dirigidos hacia el loco en el centro de su situación. "Lo que dijo el otro día fue honesto. Ignora a una mujer el tiempo suficiente Sherlock, y ella irá a otro lado para buscar la atención de otro hombre. Quería la atención, tu atención, y cuando no me la dabas, fui por la siguiente mejor cosa. Poder. Yo quería poder. Fui al único hombre que sabía que te querría tanto como yo. Jim Moriarty. Me prestó atención ... "