- ¿Laura? –sonó un poco preocupada- ¿Laura? ¡LAURA!
Pegué un pequeño saltito del susto. Amalia me llama, mientras yo estaba allí sentada en el banco junto a ella y Tania. Ella y Tania planearon varias encerronas para conseguir dejarnos a Jesús y a mí a solas, de las cuales yo me negué, pero yo me sumergí en mi mundo. Las palabras de Amalia se me quedaron grabadas a fuego: Dani me dijo que Jesús no para de hablar de ti. Está algo obsesionado, y Dani nunca le ha visto así. Está empezando a pensar en que le gustas.
Esas palabras se repetían y se volvían a repetir, haciendo que me imaginara como sería mi vida con él. Fue extraño…fue como si…me transportara a otro mundo.
- Dime. –Dije cuando me aseguré del todo de dónde estaba-
- Que susto…-Empezó a reír-
- En serio, no me dejéis a solas con Jesús. La voy a fastidiar. –Dije por novena vez-
- Laura, que no va a pasar nada.
- Amalia. –Dije poniéndome algo seria- Por favor, no. Por lo menos ahora, no. Estoy…confundida.
Amalia no dijo nada más. Sabía que tenía mil preguntar las cuales formular y varias quejas, le conocía perfectamente, pero supo que sería mejor no decir nada porque también me conocía.
Las palabras de Amalia seguían en mi cabeza, aunque cada vez, las oraciones se resumían más…
Jesús no para hablar de ti. Está algo obsesionado, y Dani nunca le ha visto así. Está empezando a pensar en que le gustas.
Jesús no para hablar de ti. Está obsesionado. Está empezando a pensar en que le gustas.
Cada vez se resumía más y más hasta que quedó en un simple: Le gustas.
¿Podría ser aquello posible? Ya no sabía que quería. Me gustaba un poco…mucho. Pero dentro de dos semanas me iría y… Cuando pensaba aquello mi cerebro se bloqueó, ¿la razón? Jesús venía andando junto a Dani con un par de helados. Parecía algo serio…pensativo. Cuando llegaron al banco nos dieron los helados. Estaba nerviosa. Parecía que el corazón iba a estallar. Cada vez se aceleraba más.
- Esta noche vamos a hacer una fiesta en casa de Tania. Estáis invitadas –dijo Dani mirándonos a Amalia y a mí con una sonrisa-
- ¿Dónde está su casa? –Preguntó Amalia-
- En el campo –contestó Tania-
- Mi hermano y yo os recogeremos a las ¿diez y media? ¿os parece bien? -Añadío Dani-
Las dos asentimos.
- ¿Quién irá? –Preguntó Amalia-
- Pues…nosotros, y nadie más. –Dijo con una sonrisa pícara-
Jesús seguía en pie y yo, allí sentada. Ninguno de los dos hablábamos, ¿Qué estaba pasando? Fuese lo que fuese que estuviese pasando no me gustaba…necesitaba oír su voz, con ese acento que tan amaba. Dimos un paseo y yo empecé a hablar con Amalia y Tania. Al parecer compartíamos ídolos: Auryn. Estuvimos hablando de ellos, de los conciertos a los que fuimos, que por casualidad, estuvimos “juntas” en un concierto (ella estaba delante nuestra en la cola)… Mientras Jesús y Dani hablaban apartados de nosotras. Llegamos a casa a las ocho y media, y Jesús no me dirigió la palabra. Incluso habló con Amalia mientras yo estaba a su lado y ni me miró. Como si fuese invisible. Ahora tenía mil ganas de llorar. En cuanto lleguemos decidí ducharme yo primero: necesitaba despejarme. Mientras me duchaba, no os voy a negar que varias lágrimas corrieron por mi rostro, haciendo que el agua de la ducha hiciera que desapareciera haciéndolas insignificantes. Cuando salí de la ducha fui a mi habitación dónde estaba Amalia. Se dirigió a la puerta y cuando estaba justo en ella se detuvo, se giró y preguntó:
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Algo que recuerdes para siempre.
Roman pour AdolescentsDespués de estar todo un año esperando esto, llegó: llega el verano y Laura y Amalia se van de vacaciones a Mairena de Aljarafe, un pueblo de más de cuarenta y dos mil habitantes situado en Sevilla. Ellas van allí con la simple idea de pasarlo bien...