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El profesor al escuchar el débil sonido, se alzó a regañadientes de su asiento y fue a abrir la puerta.

De ella, entró una chica que camino con pasos casi roboticos. Me puse a analizarla desde mi asiento, la ropa que usaba en ese momento era una blusa lila de mangas largas, unos pantalones de mezclilla sencillos y unos tenis blancos.

Un conjunto sencillo que al parecer había elegido este día.

Tenía una piel con una pigmentación parecida a la mía, cabello azul con luces púrpuras que le llegaba hasta el hombro, un rostro de rasgos serios pero armónicos y como toque final, un lunar que estaba cerca de su ojo izquierdo.

En pocas palabras, era una chica atractiva a la vista de cualquiera.

Lo que más me llamó la atención de ella, fueron sus ojos. De color morado que eran igual de inusuales que los de Zim.

No sabia por qué, pero sólo había algo que me daba inquietud en su mirada que me daba mala espina. Ya sabía que estaba mal juzgar a la gente sin conocerla a fondo, lo tenía claro. Ese error lo cometí hace años con Zim.

No le vi el miedo al estar en frente de la clase, temiendo en lo que dirían de ella.

Ni siquiera un poco de ansiedad se asomaba en sus pocos movimientos corporales.

Ni una pizca de asco o de fascinación al ver el ojo lechoso del docente.

Nada de nada.

Parecía como si no le importara estar con un montón de desconocidos que la registraban como yo. Y al parecer no era el único.

Por lo que pude confirmar, no era el único que se dio cuenta de eso. Muchos de mis compañeros empezaron a incomodarse por la chica nueva, en tan solo poco tiempo el salón, antes siendo bullicioso y ahora, hundiendose en un silencio absoluto.

En ese instante, el profesor Bill rompió el incómodo ambiente que parecía reclamar el lugar.

-Preséntate a los demás, anda, no seas tímida- le ofreció, tratando de calmar la sensación incómoda que parecía apoderarse del salón y de la que también se había dado cuenta.

Después de unos cinco minutos de extraña calma, ella habló.

-Hola, mi nombre es Tak. -Por lo general, cuando alguien se presenta no suele mirar directo al público. Se mira a la nada. Pero los papeles se invirtieron. Era ella quién nos miraba fijamente y nosotros tratábamos de no mirarla. Cómo si se tratará de la letal Medusa, si la mirábamos nos volveríamos estatuas de fría piedra- Me mudé por una cuestión de trabajo por parte de mi padre. Espero que logremos llevarnos bien entre todos.

Su forma de pronunciar aquellas palabras me impacto por su forma fría y monótona de expresarlas. Después de su corta presentación, el profesor le dio como opción sentarse en una mesa que era de la primera fila y estaba de más, ocupando espacio. Tak se sentó, dejando su mochila en el suelo y sacando material para la clase.

Una vez que estaba instalada en su lugar, todos volvimos a nuestra clase, como si su bienvenida nunca hubiese pasado.

Trate de concentrarme en las palabras del profesor, pero la verdad me fue difícil hacer eso. Durante lo poco que nos quedaba de clase no pude apartar mi mirada de esa chica.

Aunque la gran cosa no pude hacer debido a que la campana se hizo sonar, anunciando nuestro breve descanso para comer algo y despejarnos.


{ * * * }


Zim y yo salimos del aburrido salón y nos dirigimos a la cafetería de la escuela que, por suerte, algunos productos si se podían digerir sin peligro de intoxicación como en la Eskuela.
Pero a pesar de eso, nosotros solíamos llevar nuestros almuerzos hechos desde casa. Se había convertido en una costumbre durante nuestro tiempo en la eskuela. Solo nos sentábamos ahí para poder comer de nuestros alimentos.

A diferencia de que, hoy no llevaba mi comida para este día por haber llegado tarde y cuando le eche un ojo a mi dinero, descubrí que solo me alcanzaba para una bebida.
Y no podía llenarme el estómago con solo líquido, necesitaba algo sólido.

-¡Hey, chicos! ¿Puedo sentarme con ustedes?- pidió una voz reconocible para los dos.

Era Skoodge, un amigo nuestro que era parte de otro grupo. Solo nos encontrábamos en el recreo y en la salida, en donde íbamos todos juntos a nuestras respectivas casas. El fue - por así decirlo- el primer y único amigo de Zim cuando solíamos rondar por los 13 años.
Cuando antes decíamos ser "enemigos a muerte", se juntaba con el chico de ojos rosados, arriesgandose en terminar mal por su culpa. Era su cómplice en sus planes más arriesgados y lo seguía como un perro a su amo, sin llegar a cuestionarlo.

Aún así, podía ver que Zim se preocupaba genuinamente por él.

En el tiempo en el que apenas nos estabamos conociendo cómo amigos y en los inicios de mis sentimientos hacía Zim, empecé a desarrollar celos por su relación de amistad tan cercana. Hubo veces en las que trataba de apartarlo. Sin mucho éxito, claro.

Para ese entonces, sólo quería que fuésemos nosotros.

Pero para ser franco y a mí pesar, era cierto, Skoodge era mucho más cercano a Zim que yo. Tal vez el sabía de cosas mucho más profundas de las que yo no tenía ninguna idea hasta el día de hoy.

Y eso no podía cambiarlo por más que quisiera.

{ * * * }

Perdón por tardarme demasiado en actualizar, quería que este capítulo fuese más largo, pero al parecer, sólo quedo en 900 palabras.

Pasando a otra cosa...

¿Que les pareció el capítulo? :^D

Espero ver sus comentarios.

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⏰ Última actualización: Mar 14, 2019 ⏰

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Amargos pétalos. [ ZaDr ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora