"De la Tierra surgirá; la temible bestia infernal... "
Mientras el general Klaus colocaba a la bebé encima de la cama algo de repente ocurrió, pues los demás caballeros empezaron a colocarse blancos y con la mirada vacía. Al parecer algo los había asustado...
Al mirar hacia el final de aquel pasillo que abundaba la oscuridad y de los grandes ventanales entraba sólo el resplandor de aquella Luna Llena, pude observar como la sombra de una mujer hermosa se acerca cada vez más dandole más miedo y terror a mis soldados quienes en ese momento cayeron arrodillados, al ver tal panorama pude comprender en ese momento que todo iba a cambiar tanto.. Qué el mismo bien sería aún lado para que el mal tuviera la autoridad de colocar este Reino bajó su poder.
En ese mismo instante no quise darme la vuelta para ver aquella mujer, sólo quería tomar a la Princesa y salir corriendo. No podía ser cierto lo que ellos estaban viendo, pero cuando me disponía a salir de aquella habitación algo estaba detrás mío pude sentir como mi cuerpo se estremeció; lo único que pude hacer fue cerrar mis ojos y pedirle a Dios una pronta respuesta y liberación de este Infierno...
-Por más que reses y supliques; tu vida y tu alma ya están en mis manos...
-!!Quéeeee... No puede ser. Soy un Caballero de la Guardia Real de los Doce, mi Rey y mi reinó siempre han sido de Dios. El mal nunca ha podido reinar en este lugar, entonces no creó tus falsedades que murmuras...
-Jajajajaja.. En serio crees que tú y tus soldados son de Dios ? Déjame decirte algo, tú vida justo en el momento que decidiste hacer el Pacto de Sangre y tus soldados también, se convirtieron en los Ángeles Caídos...
Dejaron de ser la mano derecha de Dios, para convertirsen en mis Ángeles y en los de la Princesa.
-: No te creó nada !! Bruja del demonio...
-.. No me importa si me crees o no Klaus, aquí el único problema es que de esta no podrán librarse tan fácil mente.. Hicieron un juramento ante tu Rey y tu Dios, y eso no puedes romperlo.
En ese mismo instante no quería ver ni aceptar mi realidad, no podía asimilar lo que estaba pasando; pues le había premotido a mi esposa que jamás dejaría que nada ni nadie dañara a nuestra pequeña hija. Pero mi promesa iba más allá de los límites conocidos por el hombre...
La bebé empezó a llorar en ese mismo instante varios de mis soldados la cargaban y más grande era su llanto, pero recordé en ese momento cuando mi hija solía llorar sin parar hasta, que la tomaba en mis brazos y le cantaba; decidí hacer lo mismo con la princesa.
La tomé en mis brazos y comencé a cantarle una canción de cuna que mi madre siempre nos cantaba cuando llovía de tal manera que nos hacia temblar del miedo...
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Detrás de un Puñal...
Random15 de Agosto de 1057, Aquella noche se desataría el terror en cada uno de los rincones del Castillo Ravadino, dónde no sólo esa noche caía un Imperio sino también nacía una nueva esperanza para aquel pueblo ó una maldición... Entre los llantos, el...