Cada noche Julian no para de llorar pues desde la partida de Paulette se siente miserable.
Hace algunas semanas recibió un mensaje de su amaba, el no pudo hacer nada para detenerla, ella se había suicidado.
Ahora el piensa que todo es su culpa, pero no quiere tomar el camino cobarde para volver a verla.
Cada vez que el llora escribe cartas a Paulette, pues aquella mujer que tanto amaba los ojos había cerrado, y pensaba que cada vez que quemaba la carta, seria enviado a ella.
Julian no sabe que Paulette cada noche lo ve, pero sus palabras son mudas, ya que dos mundos los dividen.
